Génesis 32:22-32
UN NOMBRE NUEVO
“He visto a Dios cara a cara, y sin embargo todavía estoy vivo”.Génesis 32:30
¡Qué difícil es para cualquier persona admitir sus faltas! Es mucho más fácil convencerse de que la culpa se encuentra en alguien más, sea en las personas o en las circunstancias que nos rodean. Aceptamos que no somos perfectos, pero ¿quién lo es? Así que intentamos desviar la mirada de nuestros propios pecados. Si de evadir responsabilidades se trata, Jacob era un experto. Él sabía cómo manipular a la gente con tal de salirse con la suya. Pero finalmente, en un extraño combate de lucha libre, Dios obliga a Jacob a mirarse tal cual es.
En la Biblia, el nombre de una persona es muy importante pues dice mucho sobre la identidad y el carácter de esa persona. El nombre Jacob significa “impostor” (ver Génesis 25:26). Y en este relato, Jacob tiene que reconocer y admitir ante Dios: “Sí, así soy yo”.
¿Quién eres? Dios nos hace la misma pregunta a cada uno de nosotros no con la intención de avergonzarnos, sino porque anhela redimirnos. Cuando venimos a Dios, cuando admitimos nuestro pecado y nuestra necesidad de su gracia, Dios nos da una nueva identidad en Cristo. Jacob pudo haberse alejado de aquel combate con una herida, pero cuando las heridas vienen de Dios, siempre lo hace para nuestro bien. Y desde ese día en adelante, Jacob comienza a vivir con una nueva identidad que Dios le concede por gracia. Y a través de Cristo, tú puedes tener lo mismo.
Gracias, Dios, porque nos persigues y nos confrontas hasta que reconocemos nuestro pecado y nuestra necesidad de ti. En tu gracia, danos una nueva identidad en Cristo. Amén.