1 Corintios 10:1-13

AGUA EN EL DESIERTO

“…y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”1 Corintios 10:3-4

Pablo lo dice con tanta naturalidad: “la roca espiritual… era Cristo”. Pero ¿qué quiere decir con eso en esta carta? La comunidad a la que Pablo escribía en Corinto estaba pasando apuros; se quejaban y estaban confundidos como había sucedido con los israelitas en tiempos de Moisés (véanse Éxodo 14-17; 32; Números 20-21). Pero eso no cambia el hecho de que su situación era complicada. Los israelitas no tenían agua en el desierto, y los corintios estaban en el proceso de adaptarse a una nueva forma de vida. Sí que era difícil. ¿Por qué les cuenta Pablo esta historia? Él advierte a los cristianos acerca de las presiones y tentaciones que enfrentan y les recuerda que, aunque la vida sea dura, Cristo sigue en medio de ellos. Jesús los alimenta con su Espíritu, del mismo modo que la roca del desierto calmó la sed de los israelitas hace mucho tiempo. Esta es una bendición que debemos considerar cuando nos sentimos frustrados o la vida se vuelve dura y agobiante. ¿Nos quejaremos y refunfuñaremos? ¿Nos volveremos cínicos y resentidos? ¿O confiaremos en que quien nos guía en cada situación también nos proporcionará el agua de vida que sacia el alma? Tómate tu tiempo para reconocer las maneras en que Cristo, la Roca, te conduce a través de los desiertos de tu vida, y enumera las maneras en que sacia tu sed.

Señor Dios, tú nunca nos dejas ni nos abandonas, incluso cuando nuestras vidas se vuelven sedientas y áridas. Alívianos con tu Espíritu Santo y refréscanos con tu amor inagotable. En Cristo, amén.