1 Juan 1:5-10
CONFESANDO NUESTROS PECADOS
“Pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad”.1 Juan 1:9
“Ha sido muy difícil para mí encontrar paz interior. He intentado ser un buen hombre y he leído mucha literatura de autoayuda, pero no me ha servido”. ¿Ha pasado por una situación parecida a la de esta persona? ¿Tiene la Biblia una explicación convincente en cuanto a por qué suceden estas cosas? Creemos que sí.
Dios nos diseñó originalmente para vivir en estrecha relación con él, para gobernar sobre su creación y para disfrutar de completa paz. Sin embargo, Adán y Eva desobedecieron al Creador cuando comieron del fruto prohibido en el Jardín del Edén (Génesis 3). Se puede decir que la raza humana perdió la paz en ese momento conocido como la caída del hombre. Esto provocó nuestra separación de Dios y de nosotros mismos, de los demás y de la creación de Dios. También nos dejó con una sensación de angustia, miedo y soledad. Y hasta el día de hoy todos estamos afectados por ese pecado original.
Es bueno ser amable con las personas que nos rodean. Es bueno leer libros de sabiduría. Pero, como dice la Biblia, solo podemos encontrar paz si confesamos nuestros pecados ante el Señor. Sería una mentira afirmar que estamos sin pecado. Para recuperar la paz con Dios, tenemos que confiar de todo corazón en el poder salvador de Jesucristo. Solo él puede reparar nuestra relación con Dios. Sólo él puede dar paz y consuelo a nuestras almas heridas.
Padre, confesamos nuestros pecados ante ti. Perdónanos, restáuranos y danos tu preciosa paz. Te lo rogamos en el nombre de Jesús, Amén.