Proverbios 11:1-5
UN CORAZÓN HUMILDE
“El orgullo acarrea deshonra; la sabiduría está con los humildes”.Proverbios 11:2
Mientras un competidor se dirigía a una carrera, escuchó a sus amigos decir: “¡Tus padres deben estar orgullosos de ti!”. Nosotros hemos escuchado algo parecido después de un importante logro o una graduación: "¡Deberías sentirte orgulloso contigo mismo!”.
Aunque podemos sentirnos bien por nuestros logros, debemos tener cuidado en no poner demasiado énfasis en nuestros propios esfuerzos. Cuando miramos con detenimiento los logros obtenidos, podemos darnos cuenta que nunca hubo un momento en el cual estuviéramos completamente solos. Ya sea por el apoyo financiero de un familiar o el amoroso apoyo de padres y amigos, todo lo que hacemos envuelve un esfuerzo conjunto.
El libro de Proverbios nos recuerda que el orgullo es una senda peligrosa. Es válido estar satisfechos y agradecidos por nuestros logros, pero debemos recordar que no hemos llegado a estos lugares por nuestra propia cuenta. Cristo nos muestra el camino correcto. Filipenses 2:6-8 nos dice que Cristo “no se aferró a su igualdad a Dios… En cambio, renunció a sus privilegios divinos; y nació como un ser humano… se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte en la cruz!” (NBV). La humildad de Jesús muestra que, aunque logró cosas increíbles, nunca se atribuyó la gloria a sí mismo. Lo que logró lo hizo en obediencia al Padre y con el fin de servir a otros.
Señor Jesús, ayúdame a ser humilde en lugar de buscar enorgullecerme. Por medio de tu Espíritu, dame fuerzas para ser como tú. En tu nombre oro, amén.