28 de junio del 2023
Hechos 9:10-22
DIFÍCIL DE CREER
“Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora”.Hechos 9:11
El hermano Saulo. Ya no es el perseguidor de la iglesia, el terror de los cristianos ni el fariseo celoso. Días atrás salió hacia Damasco con instrucciones de acabar con los cristianos en esa ciudad; ahora se encuentra en espera de las instrucciones que Cristo tiene para él a través de los cristianos. ¡Qué cambio tan radical! ¡Cuán grande es el poder que Dios tiene para transformar el corazón del primero de los pecadores! Los creyentes mismos dudaban de la conversión de Saulo (o Pablo). Por eso Cristo tiene que intervenir para asegurarles que él lo ha escogido para que predique su nombre a gran escala. Pero antes de esto, Saulo tiene que pasar por los primeros pasos de todo creyente. Y el encargado de llevar a cabo esta tarea es un hombre llamado Ananías, a quien la única seña de la conversión de Saulo es que “él ora”. ¡Vaya comienzo de la vida cristiana de Pablo! De hecho, ésa es la marca de toda su vida cristiana: las rodillas dobladas ante “el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Lea sus cartas y encontrará que, en todas, él asegura a los hermanos que está orando por ellos. Y su ejemplo nos invita a nosotros a no descuidar nuestra vida de oración. “Orad sin cesar” es su exhortación a la iglesia de Tesalónica. Estoy seguro que si él le escribiera a la iglesia de hoy, su exhortación sería la misma.
Te agradezco, Señor, por tener un lugar para nosotros en tu reino. Y te ruego que nos ayudes a apartar un tiempo para la comunión contigo en oración. En el nombre de Jesús, amén.
Nuestro Dios no es alguien distante, que, como muchos piensan, se queda allí en el alto del cielo, sentado en su trono, como un espectador que todo lo ve. ¡No! Nuestro Dios es un Dios que se relaciona, y la forma más significativa que tenemos para comunicarnos con Él es a través de la oración. A diferencia de Moisés, que habló con Dios cara a cara, nosotros tenemos la oportunidad de hacernos escuchar por el Creador a través de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote. Algunos hombres y mujeres tuvieron el honor de estar en persona con Jesús, el Hijo del Dios Altísimo, pero muchos lo ignoraron a él y a otros. ¿Cuándo oras y cuántas veces lo haces? ¿Solo en las ocasiones en que te reúnes en la iglesia? ¿Cada vez que enfrentas dificultades o necesitas tomar una decisión? Adquiera el hábito de hablar con Dios diariamente. Haga de su vida sinónimo de oración y las respuestas que escuchará del Dios de la vida le sorprenderán.
Edison Souza
Periodista y Presbítero en La Iglesia Presbiteriana de Campinas, São Paulo, Brasil.