27 de junio del 2023
Hechos 7:54-60
SIGUIENDO EL EJEMPLO DE JESÚS
“¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!”.Hechos 7:60
¿Hasta qué punto estaría dispuesto a perdonar o suplicar por el perdón para sus agresores? Un caso que viene a la mente es el de Jesús, quien, colgando de la cruz, oró: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Otro caso, menos conocido, es el de Esteban, uno de los primeros diáconos de la iglesia. Su oración, momentos antes de morir, fue ésta: “¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!”. ¡Y vaya que era un gran atropello el que Esteban sufrió! Al igual que Jesús, fue llevado ante el concilio judío haciendo uso de falsas acusaciones. Y sin que hubiera un juicio justo, lo llevaron afuera de la ciudad para apedrearlo. Aquí tenemos a una persona cuyo único “delito” fue creer y predicar a Jesús. ¿De dónde sacó Esteban la motivación para perdonar a quienes le quitaban la vida? “He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios”. ¡Sí! Esteban vio a Jesús, y decidió seguir el ejemplo de su maestro. ¿Cómo podría una persona que ve a Jesús dejar que el rencor y la amargura dominen su corazón? Buena pregunta. Lo más congruente para quienes conocen a Jesús es amar a sus enemigos y dejar que sea el juez quien se encargue de ellos. Él sabe lo que hace. Es cierto que la iglesia perdía un gran predicador, pero ahí, de testigo, se encontraba Saulo, quien tiempo después tomaría la estafeta.
Señor eterno, enséñame y ayúdame a amar y orar por mis enemigos, como lo hizo Esteban. Por el amor de Jesús, amén.
Nuestro Dios no es alguien distante, que, como muchos piensan, se queda allí en el alto del cielo, sentado en su trono, como un espectador que todo lo ve. ¡No! Nuestro Dios es un Dios que se relaciona, y la forma más significativa que tenemos para comunicarnos con Él es a través de la oración. A diferencia de Moisés, que habló con Dios cara a cara, nosotros tenemos la oportunidad de hacernos escuchar por el Creador a través de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote. Algunos hombres y mujeres tuvieron el honor de estar en persona con Jesús, el Hijo del Dios Altísimo, pero muchos lo ignoraron a él y a otros. ¿Cuándo oras y cuántas veces lo haces? ¿Solo en las ocasiones en que te reúnes en la iglesia? ¿Cada vez que enfrentas dificultades o necesitas tomar una decisión? Adquiera el hábito de hablar con Dios diariamente. Haga de su vida sinónimo de oración y las respuestas que escuchará del Dios de la vida le sorprenderán.
Edison Souza
Periodista y Presbítero en La Iglesia Presbiteriana de Campinas, São Paulo, Brasil.