Salmos 119:49-56
PESAR EN EL CORAZÓN
“Éste es mi consuelo en la tristeza: que con tus promesas me das vida”.Salmos 119:50
No es fácil sonreír, pretendiendo que todo va bien, cuando no es así. Es incómodo seguir con la rutina mientras nuestro corazón llora por dentro. Es difícil esconder las lágrimas y dejar que caigan mientras todos duermen. Un diagnóstico inesperado, un despido injustificado, una soledad agobiante… pueden convertir nuestra vida en un torbellino de emociones.
¿Será un castigo? ¿Qué fue lo que hice para que tuvieran que pagar con sufrimiento? son las preguntas que a veces vienen a nuestra mente cuando el corazón se siente aplastado por el dolor. Buscamos a Dios solo para reprocharle y culparle por nuestra condición. En ese momento ignoramos que el único consuelo verdadero viene de Dios. Eso es lo que los discípulos de Jesús aprendieron de una manera desafiante. Jesús quería que en las encrucijadas de la vida pudieran elegir con certeza a quién seguir. Y uno de ellos exclamó: “Señor, ¿a quién podemos ir? Tus palabras son palabras de vida eterna” (Juan 6:68).
Si hoy no tienes fuerzas ni deseos de vivir, si el cansancio por la lucha que enfrentas te hace querer dejarlo todo, te invito a que converse francamente con Dios. Cuéntale a detalle el dolor de tu corazón y tu frustración frente al sufrimiento. Solo en Él hallarás descanso y nuevas fuerzas para continuar.
Señor, camino entre la niebla. Ya no tengo a dónde ir, pero confío en tus promesas de vida eterna. Amén.