25 de enero del 2023
Génesis 33:1-17
DE LA SEPARACIÓN AL REENCUENTRO
“Pues verte en persona es como ver a Dios mismo,ya que tú me has recibido muy bien”.Génesis 33:10
Cada vez que vemos a alguien de la familia, después de no poder hacerlo por largo tiempo, sentimos una gran emoción. Aun en este tiempo que contamos con dispositivos que nos mantienen conectados con ellos, no hay nada como un abrazo o un apretón de manos. Pero cuando lo que nos separa no es la distancia sino el distanciamiento, no es de extrañar que el temor y la incertidumbre nos embarguen. Jacob estaba a punto de encontrarse con su hermano Esaú después de más de veinte años sin verse. Él no estaba seguro si su hermano había logrado superar sus antiguos rencores hacia él. Al saber que Esaú venía con todo un ejército, Jacob separó a su familia en dos grupos, para que así, en caso de un ataque uno de los grupos sobreviviera. Cuando Jacob vio a su hermano se adelantó y se inclinó siete veces cerca de Esaú. Y entonces ocurrió algo increíble: Esaú corrió hacia él, le echó los brazos, lo abrazó y lo besó, y ambos lloraron. ¡Dios les dio un nuevo comienzo a estos hermanos! Atrás quedaban las rencillas, la amargura, y el temor. Esta es una gran enseñanza para quienes han perdido la esperanza de reconciliación. No hay conflicto tan grande que, en Jesús, el Príncipe de la paz, no pueda resolverse. Pídele que Él guíe tus pasos hacia la reconciliación y a experimentar el gozo de las relaciones transformadas.
Señor, danos madurez para amar, perdonar y reconciliarnos con aquellos que hemos tenido problemas. Que tu Espíritu nos guíe.En Jesús, Amén.
Un nuevo año comienza y, después dos años aciagos, tenemos la esperanza de que éste será mejor. Pero no siempre sucede así. No sabemos que giros dará la política internacional. No sabemos en que terminará la crisis inflacionaria. Pero hay algo que sí sabemos: “A los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien”. Esta es una lección recurrente para el pueblo de Dios. La historia que leemos en el libro de Génesis resuena con ese mensaje. Allí vemos como un mundo perfecto, dio lugar al pecado, la violencia, las relaciones rotas, en fin, a la experiencia de vivir en un mundo caído. Pero es alentador ver la manera en que aun en familias imper- fectas, Dios fue dirigiendo sus vidas para cumplir sus propósitos. Y el libro termina con la historia de un personaje que testifica de la manera que Dios actúa en medio de nuestros peores actos. Así que, ánimo. Dios no ha terminado con nosotros. Y si él es con nosotros, podemos esperar cosas buenas aun en medio de circunstancias adversas.
Salomón Medina
Salvadoreño, ha contribuido al desarrollo holístico de ministerios desde la niñez, adolescencia, juventud, personas con discapacidad, sobrevivientes de la guerra civil y personas en comunidades de alto riesgo, además coordina actualmente el proyecto “Alternativas a la violencia”