Génesis 29:1-14
A PRIMERA VISTA
“Mire usted, aquí viene su hija Raquel con sus ovejas”. Génesis 29:6
“Papá, ¿es verdad que en muchos países de África un hombre no conoce
a su mujer hasta que se casa?”, pregunta un jovencito curioso.
“Eso sucede en todos lados, hijo”, responde el padre con su amplia
experiencia. Me pregunto por qué hay muchas personas que tienen
una mala opinión del matrimonio. A veces en lugar de bendición, lo
ven como una maldición.
En el caso de Jacob, el propósito de su largo viaje era el de encontrar
esposa entre su parentela. Su hermano Esaú había tomado la
decisión de casarse con una mujer pagana, y sus padres no quisieron
correr ese mismo riesgo con él. Pero ¿cómo encontrar siquiera a
su familia en tierras desconocidas cuando nunca había salido de su
región? Muy sencillo: Dios le había prometido que estaría con él, y
que el matrimonio formaba parte de sus planes para su vida para dar
lugar a la descendencia elegida.
Los creyentes en Dios podemos confiar en que, si buscamos su dirección,
él nos dará el discernimiento para elegir sabiamente. En el caso
de Jacob, no es sorpresa que Dios lo haya llevado directamente hasta
Raquel, su prima, la mujer de quien se enamoró profundamente, y
por quien estuvo dispuesto a trabajar hasta catorce años. A los catorce
años, ya algunos adolescentes quieren tener novia sin trabajar.
Necesitamos adoptar principios bíblicos para la familia, y en todas
las áreas de la vida.
Padre, gracias por tu dirección sabia. Confío en que tú tienes los mejores planes para mi vida. En Cristo, amén.