Rut 1:1-6
NO HAY LUGAR COMO EL HOGAR
“Un día Noemí oyó decir en Moab que el Señor se había compadecido de su pueblo y… decidió volver a Judá”. Rut 1:6-7
No hay lugar como el hogar, dicen por allí, aunque después de meses de confinamiento algunos lo pongan en duda. Pero piense en aquellos que han pasado largo tiempo fuera de su terruño, ¿se imagina la alegría que volver a pisar el suelo donde nacieron? Algo así es el caso de Noemí, quien después de más de una década de vivir fuera de su tierra, toma la decisión de volver.
La pregunta obligada es ¿por qué hasta ahora? ¿Cree usted que si a Noemí y a su familia les hubiera ido bien en Moab hubieran regresado a su tierra? Cuando años atrás decidieron abandonar la tierra prometida, lo hicieron para buscar un mejor futuro en una nación pagana. Pero las cosas no sucedieron como esperaban. Lo que parecía un país prometedor, se convirtió en la tumba de su familia. Y aunque pudo haber regresado antes, lo hizo solo hasta que perdió todo lo que tenía. Solo volvió cuando escuchó que la época de hambre había pasado en Judá.
Pero Dios tiene todavía planes maravillosos para Noemí. Podemos decir que, al final de cuentas, es Dios quien la trae de regreso, y, para esto, tiene que desligarla de todo lo que la ata a Moab. Y es así que esta mujer con un currículo plagado de fracasos y pérdidas se convierte en la elegida para traer la descendencia de la cual un día vendría el Hijo de Dios al mundo.
Gracias, Señor, porque tu gracia es incomparable, y misericordiosamente corriges las malas decisiones que un día tomamos. En el nombre de Jesús, amén.