Mateo 5:21-26
CUIDA TUS PALABRAS
“Al que insulte a su hermano, lo juzgará la Junta Suprema; y el que injurie gravemente a su hermano, se hará merecedor del fuego del infierno”. Mateo 5:22
A veces tendemos a pensar que contamos con un salvoconducto para enojarnos contra quien sea. No medimos nuestras palabras, declaramos la ley del hielo sin miramientos, y excusamos nuestros excesos, con un “es que así soy yo”. Ofrecer una disculpa o pedir perdón por las ofensas o injurias no se encuentra siquiera en nuestro catálogo de urbanidad y buenas costumbres. Una buena pregunta sería qué piensa Jesús de ese estilo de vida.
Si leemos bien el pasaje, no existe delante de Dios un salvoconducto para la ira pecaminosa como tal. “Cualquiera que se enoje” está expuesto a sufrir las consecuencias de su falta de control. De acuerdo a lo que Jesús enseña, el enojo mismo cae dentro de la esfera del mandamiento “no matarás” (Éx. 20:13.) Esta prohibición no se limita a quitarle la vida física a las personas. Incluye todas aquellas formas en las que asesinamos su carácter o denostamos su nombre. Por eso es que cuando alguien denigra a otro, a veces alguien dice: “ya lo mataste”.
No dejes que el enojo controle tus palabras, porque la lengua sin control es como una llama que enciende un gran bosque (Santiago 3:5). Y ¿quién se da cuenta del daño que hace en un momento de enojo sino hasta que apacigua su ira? Cuida tus palabras y procura el bienestar de quienes te escuchan. Procura que tu trato a los demás glorifique a nuestra amoroso Dios.
Señor, ayúdame a ser cuidados con mis palabras, para que hable con prudencia y cuide el oído y corazón de quienes me escuchan. En Cristo Jesús, Amén.