2 Reyes 11:1-21
CON LA MISMA MONEDA
“Cuando Atalía, madre de Ocozías, supo que su hijo
había muerto, fue y eliminó a toda la familia real”.
1 Reyes 11:1
Cuando los intereses personales dominan el corazón, las traiciones disuelven las relaciones interpersonales. Esto no es novedad, las familias, los círculos de amigos y diversas organizaciones han sido afectadas en mayor o menor grado por la traición de alguna persona o grupo desleal y egoísta. ¿Cuánto daño se podría evitar si antes de una traición, se optara por el diálogo prudente y sabio? Lamentablemente, en estas circunstancias, la vista se nubla y el entendimiento se embota.
La historia bíblica contiene relatos en los que la traición afectó a familias y reinos enteros. Se trata de casos en los que, en lugar de someter la situación a los planes perfectos de Dios, se buscaba dominar e imponer la voluntad propia. Esto sucede con Atalía, una mujer que aprovechó su posición de poder combinado con astucia para proclamarse reina sobre un reino que no le pertenecía. Y esa ambición de poder la llevó a dar muerte a muchas personas. Irónicamente, cuando el rey legítimo, Joás, es coronado, ella proclama -¡traición! olvidando que ella fue quien originalmente traicionó a Dios y al pueblo del pacto.
Las traiciones tarde o temprano tienen consecuencias. No seas de los que traicionan una buena causa, aunque no se alinee a tus intereses personales. Antes, procura con diligencia y agudeza espiritual entender qué es lo que Dios quiere.
Padre, guíame en cada paso que dé y dame valor para
mantenerme firme en las causas que honran tu nombre.
En Cristo Jesús, Amén.