Santiago 4:1-10
EL CORAZÓN DEL CONFLICTO
“¿De dónde vienen las guerras y las peleas entre ustedes? Pues de los malos deseos que siempre están luchando en su interior”.
Santiago 4:1
Guerras y peleas. Si se le vienen a la mente conflictos bélicos en lugares distantes, o la violencia entre pandillas, no es eso de lo que el pasaje habla. No se refiere a gobernantes ambiciosos ni a criminales sangrientos, sino al fuego cruzado “entre ustedes”. El apóstol Santiago se dirige a los creyentes; él tiene en mente a gente como usted y como yo que, para que negarlo, también caemos en actitudes hostiles y conflictos entre nosotros.
Y hay algo que llama la atención en este versículo. Aquí no dice que en los conflictos el único culpable sea la otra persona. No nos llama a apuntar con el dedo hacia los demás, sino a autoexaminarnos y analizar nuestro papel en el problema. Es en nuestros corazones, y no en los astros o en las demandas excesivas de la sociedad, que se encuentra el origen de los conflictos. Es en los deseos desordenados que nos gobiernan en donde yace la raíz del problema.
Pero la intención de Santiago no es ahondar nuestros sentimientos de culpa ni hundirnos en la conmiseración. Él quiere aplicar la medicina del evangelio a estas realidades comunes de la vida humana. Él insiste en que nos acerquemos a Dios, que nos humillemos ante él, y nos encomendemos a su bondad. Y cuente con que él estará más que contento de extender su gracia para sanar sus conflictos.
Padre bueno, gracias por orientar mis deseos en la vía correcta. Ayúdame a desear lo bueno y agradable delante de ti. En Cristo Jesús, Amén.