Apocalipsis 21:1-5
GRATITUD ETERNA
“Y oí una fuerte voz que venía del trono, y que decía: «Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos,
y ellos serán su pueblo…”
Apocalipsis 21:3
Cuando era niño, el cielo no parecía muy atractivo. En la iglesia cantábamos sobre miríadas de santos junto al mar de cristal alabando eternamente a Dios (Apocalipsis 4-5). No me atrevía a declarar mi temor a algo así como una práctica interminable del coro juvenil. Una de las mejores partes del domingo para mí era quitarme la ropa de gala y salir a jugar.
Pienso en el cielo de manera diferente ahora. La Biblia enseña que el cielo vendrá a la tierra. Apocalipsis 21 describe el descenso de la Nueva Jerusalén y proclama la gloriosa verdad de que Dios morará para siempre aquí con nosotros. No habrá más lágrimas, llanto o dolor. De esa manera las cosas serán muy diferentes para el pueblo de Dios. Pero creo que también habrá una continuidad con nuestro mundo actual. La belleza de la tierra y todo lo que es bueno, correcto y hermoso en nuestras vidas terrenales permanecerán. El olor a lilas todavía intoxicará. El cardenal carmesí todavía emocionará. El abrazo de un ser querido todavía traerá alegría.
Todo esto es verdad porque Dios creó este mundo con un amor poderoso, y en ese mismo amor poderoso Dios lo renovará. La muerte y resurrección de Cristo demuestran el profundo deseo de Dios de restaurar toda la creación a su plenitud. ¡Ese es nuestro futuro y nuestra esperanza! Ese es nuestro motivo de gratitud: ¡la vida para siempre con Dios!
Gracias, Dios, con todo nuestro corazón. Por lo que has creado, y por la nueva creación que nos espera cuando venga Jesucristo. En su nombre oramos, Amén.