Romanos 1:1-7
SEPARADOS POR EL EVANGELIO DE DIOS
“Los saluda Pablo, siervo de Cristo Jesús llamado por él para ser apóstol y apartado para anunciar el evangelio de Dios”.
Romanos 1:1
En el portal de su epístola más contundente, en la carta a los romanos, Pablo afirma tres verdades sublimes: Primero, se llama a sí mismo un siervo de Jesucristo. El mayor de los apóstoles no se coloca en el pedestal, sino que se inclina ante el señorío del que es Señor de señores. Un hombre nunca es tan grande como cuando se humilla y se postra a los pies de Jesús, reconociéndolo como su Señor.
En segundo lugar, Pablo acentúa su llamado a ser apóstol. Los apóstoles fueron llamados directamente por el Señor Jesús y fueron testigos de su resurrección. Se les dio poder para hacer señales y testificar con autoridad y poder del evangelio de la gracia. Pablo llevó el evangelio a los rincones más lejanos del mundo y plantó iglesias en varias provincias. Siervo y apóstol no son posiciones antagónicas. No todo siervo es un apóstol, pero todo apóstol debe ser un siervo.
En tercer lugar, Pablo enfatiza que fue apartado para el evangelio de Dios. Su llamado pasó a la historia, pero su separación se remonta a la eternidad. Pablo pasó su juventud aprendiendo las doctrinas del judaísmo y luego se convirtió en un implacable perseguidor de la iglesia cristiana. Pero como el plan de Dios no puede ser frustrado, a su debido tiempo, Dios lo salvó, lo llamó y lo designó para predicar el evangelio.
Padre, rogamos por aquellos que están siendo llamados a dedicar su vida a predicar el evangelio. Si así lo consideras toma de lo nuestro para ellos. Por Jesús oramos, amén.