Deuteronomio 17:8-13
JUSTICIA SACERDOTAL
“Hagan todo tal y como ellos lo indiquen…”
Deuteronomio 17:11
Deuteronomio 17:11
No todos los tribunales de justicia son iguales. Algunas decisiones son tan difíciles de resolver que reciben una solución final solo en el tribunal más alto de la nación. No es posible apelar más.
Los sacerdotes de Israel, cuya especialidad era enseñar e interpretar la ley de Dios (véase Levítico 10:10-11; Esdras 7:10; Nehemías 8:8), tenían la última palabra sobre la aplicación de la justicia, debido a que estaban interpretando la Palabra de Dios y no la suya propia. Los sacerdotes disertaban en los lugares donde Dios se revelaba. Por lo cual las decisiones eran definitivas y debían ser obedecidas. Estos sacerdotes estaban lejos de ser perfectos. Los hijos de Aarón ofrecieron sacrificios no autorizados (Levítico 10:1-3); Elí era débil, y sus hijos eran corruptos (1 Samuel 2:12-26); los fariseos y saduceos del Nuevo Testamento discutían entre ellos.
Pero ahora tenemos un sacerdote con autoridad dada por Dios: Jesucristo, “que oficia… en el verdadero santuario que fue hecho por el Señor” (Hebreos 8:2). ¿Dónde podemos encontrar la voluntad de Cristo para nuestras vidas? La Escritura es esa autoridad final. Léala con frecuencia, para que la mente de Cristo el Salvador pueda moldear su fe y conducta. Esta es una instrucción divina que no puedes permitirte ignorar.
Los sacerdotes de Israel, cuya especialidad era enseñar e interpretar la ley de Dios (véase Levítico 10:10-11; Esdras 7:10; Nehemías 8:8), tenían la última palabra sobre la aplicación de la justicia, debido a que estaban interpretando la Palabra de Dios y no la suya propia. Los sacerdotes disertaban en los lugares donde Dios se revelaba. Por lo cual las decisiones eran definitivas y debían ser obedecidas. Estos sacerdotes estaban lejos de ser perfectos. Los hijos de Aarón ofrecieron sacrificios no autorizados (Levítico 10:1-3); Elí era débil, y sus hijos eran corruptos (1 Samuel 2:12-26); los fariseos y saduceos del Nuevo Testamento discutían entre ellos.
Pero ahora tenemos un sacerdote con autoridad dada por Dios: Jesucristo, “que oficia… en el verdadero santuario que fue hecho por el Señor” (Hebreos 8:2). ¿Dónde podemos encontrar la voluntad de Cristo para nuestras vidas? La Escritura es esa autoridad final. Léala con frecuencia, para que la mente de Cristo el Salvador pueda moldear su fe y conducta. Esta es una instrucción divina que no puedes permitirte ignorar.
Padre Celestial, concédenos un sabio entendimiento de la Palabra de nuestro Sumo Sacerdote celestial. En Jesús, amén.
Este mes nuestro devocional se enfoca en el libro de Deuteronomio. Leyó bien. Si no fuera por la Biblia, tal vez nunca escucharía esa pa- labra en su vida. Pero allí está, y no debe ser muy difícil encontrarlo, pues se halla entre los primeros cinco libros de la Biblia. Lo más difícil es leerlo...y acatarlo.
Una vez que uno comienza la lectura, suena bastante familiar. Son historias y leyes que ya hemos escuchado antes. ¿Por qué gastar páginas en repetir lo que antes ya se ha mencionado? Buena pregunta. Porque ahora se trata de una generación y un escenario y audiencia diferente. Ahora Israel está listo para entrar a la tierra prometida. El libro es un compendio de historia y normas, que equivale a la constitución de un país. “Esta ley” describe un estilo de vida que distinguiría a Israel de las otras naciones y le enseñaría cómo vivir en la presencia de Dios.
¿No le parece que nosotros también necesitamos escuchar de nuevo, de manera fresca, la antigua historia? Acompáñenos en este mes, en este fascinante recuento de la forma en que Dios preparó a su pueblo para vivir en su presencia.
Arie Leder
Arie C. Leder fue maestro de Antiguo Testamento en el Seminario Calvino de Grand Rapids, Michigan. Él también sirvió como pastor en Canadá y fue misionero en América Latina por varios años. Arie ha dedicado gran parte de su carrera al estudio del pentateuco y los libros históricos.
Arie C. Leder fue maestro de Antiguo Testamento en el Seminario Calvino de Grand Rapids, Michigan. Él también sirvió como pastor en Canadá y fue misionero en América Latina por varios años. Arie ha dedicado gran parte de su carrera al estudio del pentateuco y los libros históricos.