Salmo 50:1-15
DIOS ES DUEÑO DE TODO
“Si tuviera hambre, no te lo diría, porque el mundo es mío y todo lo que hay en él”.
Salmo 50:12
En un mensaje sobre la mayordomía, un pastor nos animó a ir a casa, mirar a nuestro alrededor y dar gracias por lo que tenemos. Él quería que le diéramos gracias a Dios por dejarnos vivir en casas que le pertenecen, por permitirnos conducir autos que en realidad son suyos. Nos animó a dar gracias a Dios por nuestros cheques de pago, nuestros negocios, nuestros trabajos, nuestros ahorros y nuestras inversiones. Quería que reconociéramos a Dios como el dueño de todo.
Ésa es la enseñanza del Salmo 50: Dios es el dueño absoluto de todo lo que tenemos. “El mundo es mío, con todo lo que hay en él”, dice el Señor. Él es dueño de “todos los animales salvajes, lo mismo que los ganados de las serranías”. No somos más que gerentes. Como dijo un autor, “Dios nunca nos entregó el acta o título de propiedad”.
Tómese unos momentos hoy para ver todo lo que tiene. Revise sus estados de cuenta bancarios, observe los bienes que tiene y pregúntese: ¿Estoy viviendo como alguien que sabe que no es el propietario? ¿Utilizo mis recursos para edificar el reino de Dios y ayudar a los necesitados? Recuerde las palabras de Jesús: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Pídale que le ayude a ser un mayordomo fiel y generoso de lo que ha puesto a su cuidado.
Señor, gracias por permitirnos el uso de tantas cosas. Ayúdanos a ser fieles mientras administramos las cosas que son tuyas. En el nombre de Jesús, amén.