23 de abril del 2024
Zacarías 7:8-14
LA JUSTICIA Y LA ADORACIÓN
“Esto es lo que yo ordeno: Sean ustedes rectos en sus juicios, y bondadosos y compasivos unos con otros”. Zacarías 7:9
Si en alguna ocasión le hicieran la pregunta de Miqueas 6:8: “¿Qué pide el Señor de ustedes?” tal vez ya sepan la respuesta: “solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. Tal vez hasta lo hayamos cantado con una melodía pegadiza. Y la respuesta es correcta, aunque a veces intentamos evadir sus implicaciones. Dios nos llama, como una cuestión de reverencia a él, a actuar con justicia en nuestra vida cotidiana, sin dejarnos cegar por quienes detentan el poder. Honramos a Dios no sólo actuando con imparcialidad, sino también al mostrar misericordia y compasión. Dios mismo aclara que debemos buscar la justicia para los que no son socialmente poderosos: la madre soltera, los niños huérfanos, los inmigrantes, los pobres. Dios declara, en efecto, a través de Zacarías: “Ni siquiera quiero su adoración si se aprovechan de los más débiles de entre ustedes y no los defienden. Están adorando sólo para sentirse mejor, no para honrarme”. Son palabras fuertes. El sufrimiento de la gente de otra comunidad, y mucho más el de otros en todo el mundo, puede ser invisible. Hacer justicia y mostrar misericordia requiere que nos preocupemos por nuestros hermanos y hermanas. Pide a Dios que te muestre formas de cuidar a los marginados. ¿Qué actos de misericordia haces por tu familia y tu comunidad?
Bendito Dios, ayúdanos a mostrar misericordia y haznos amantes de la justicia, para que podamos tener un impacto en este mundo para ti. En el amor de Jesús, Amén.
Mark Twain dijo, “Muchas personas se molestan por esos pasajes de la Escritura que no entienden, pero los pasajes que me molestan son esos que sí entiendo.” En otras palabras, tratar de vivir por lo menos con los mandamientos más básicos de la Biblia puede ser abrumador. En las clases prematrimoniales nosotros alentamos a las parejas a comenzar por las cosas que son claras: amarse el uno al otro, perdonarse el uno al otro, cuidarse mutuamente, apoyarse mutuamente, llevar las cargas el uno del otro. Nosotros animamos a la gente a ver las maneras en que Dios nos llama a interactuar con todos los “unos a otros” en nuestras vidas. Es muy claro que Dios se preocupa profundamente por nuestras relaciones. Una vez que comenzamos a entender nuestra relación con nuestro Creador y Redentor, el próximo paso es amar a nuestro prójimo. Jesús nos dice en Mateo 22:37-38 que el primer mandamiento es amar al Señor con todo nuestro corazón, mente y alma. Y el segundo es similar: nuestro amor por Dios debe llegar a nuestro prójimo. Esperamos que ustedes sean animados a dejar que el amor de Jesús fluya en todas sus relaciones. Él tiene el poder para cambiar los corazones.
Steven y Deb Koster
Steven y Deb Koster sienten pasión por los matrimonios, las familias y el crecimiento espiritual en el hogar. Ambos trabajan en la Iglesia Cristiana Reformada en América del Norte. Steven y Deb Koster tienen tres hijos.