03 de mayo del 2021
Salmos 119:1-16
PODER PARA OBEDECER
“He guardado tus palabras en mi corazón para no pecar contra ti”.
Salmos 119:11
¿Cómo espera Dios que vivan las personas que Él creó? Muchos pasajes bíblicos coinciden en responder que ellas deberían reflejar su carácter santo. Eso significa que deben ser personas íntegras, auténticas, honestas y veraces. Este salmo nos enseña que su Palabra es la norma por la cual deberíamos medir esa conducta. No solo el joven, sino todos necesitamos que su ley nos guíe en esa tarea.
¿Por qué, entonces, la gente, y a veces los propios creyentes, parecen ir en sentido contrario a esas leyes? Este versículo también lo aclara. Es un asunto del corazón. Si el interior está corrompido, no importa que el exterior relumbre. Por eso el libro de Proverbios exhorta: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón”. Es solamente un corazón transformado el que tiene la habilidad de responder de manera obediente a la Palabra de Dios, en una forma que le glorifique.
No es la buena conducta la que produce un corazón transformado sino un corazón transformado el que hace posible buenos frutos. Cristo murió para hacer esto posible, y mediante la obra renovadora de su Espíritu, nuestros corazones son habilitados para querer y hacer el bien. Yo pertenezco a Cristo que se entregó por mí, y me concede una nueva identidad y un nuevo corazón. Vivir de una manera contraria delata que no somos sus hijos sino del padre de mentiras.
Yo pertenezco a Ti, Señor Cristo Jesús. No permitas que mi conducta contradiga la obra que haces en mí. Amén.
Se ha ido ya una quinta parte del siglo XXI y no volverá más. Y, para asombro de todos, la pandemia del Covid-19 ha terminado con millares de vidas. ¿Qué hemos hecho para que la obra de Dios sea conocida en todos los rincones de la tierra? ¿Cómo hemos contribuido para que la Palabra de Dios esté a la disposición de las personas? Entiendo que nuestro día a día esté lleno de tareas, de compromisos que cumplir y cuentas qué pagar... pero ¿qué hemos hecho por la obra de Dios y por la divulgación de su evangelio? Vamos a reflexionar un poco sobre este tema con algunos pasajes que nos ayudarán a responder a esta pregunta: ¿Qué es lo que Dios espera de cada uno de nosotros? Nuestro deseo es que seamos identificados como predicadores del Evangelio de la Salvación, del mensaje de vida por medio de Cristo que un día llegó hasta nosotros
Edison Souza
Periodista y presbítero en La Iglesia Presbiteriana de Campinas São Paulo, Brasil