Deuteronomio 10:12-22
AMOR AL EXTRANJERO
“Ustedes, pues, amen al extranjero, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto.”
Mateo 22:37-39
La palabra xenofobia significa miedo del extranjero o rechazo a las personas de otras razas. En una época en que el prejuicio racial es tan fuerte necesitamos entender lo que enseña el pasaje de este día. Aquí hay una orden expresa de Dios de amar al extranjero. No importa el color de la piel de una persona, la sangre que corre en sus venas, o su condición social. Todas las personas son iguales a los ojos de Dios y así debemos tratarlas. Dios no hace acepción de personas y nosotros tampoco debemos hacerlo.
El prejuicio racial es una ofensa al creador y un atentado al prójimo. Debemos amar a todos sin distinción de raza. Debemos reconocer que incluso bajo el cobijo de nuestra bandera y morando en una tierra hospitalaria, somos peregrinos y extranjeros en este mundo. No tenemos aquí una casa permanente. No debemos construir nuestra casa sobre un puente. Un puente es un lugar de paso.
Aquí estamos en un viaje hacia nuestra patria permanente. Todos somos extranjeros. Lejos de tratar al extranjero con desprecio, debemos darle la bienvenida. Lejos de verlo como una amenaza, debemos considerarlo como un hermano. Lejos de negarle nuestra ayuda, debemos amarlo como a nosotros mismos. Solo así demostraremos, de forma práctica, nuestro amor a Dios y nuestra obediencia a su ley.
Oh, Dios, danos la sabiduría para amar a nuestro prójimo sin excluir a nadie, y perdónanos si no lo hemos hecho como nos ordenas. En el nombre de Jesús, Amén.