01 de febrero del 2021
Deuteronomio 6.1-9
EL GRAN MANDAMIENTO
“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”.
Deuteronomio 6:5
Este pasaje nos presenta el mandamiento más importante de la ley de Dios. Se trata de nuestro deber de amar a Dios con todo nuestro ser, sin reserva alguna. Este mandamiento es el resumen y el cumplimiento de la ley. Amar a Dios es el propósito principal del hombre. Fuimos criados y redimidos por Dios para disfrutar de una intimidad plena con él. Deleitarnos en él es la razón principal de nuestra vida. Disfrutar de las delicias de su comunión es nuestro placer más grande.
El texto bíblico es claro: “Él es el Señor tu Dios”. Su trascendencia no le impide estar cerca de nosotros. Su majestad no lo aleja de una relación estrecha con sus hijos. Amar a otros dioses es una ofensa a Dios. Dar culto a otros dioses es una rebelión contra él. Ser negligentes en nuestra comunión con él es una ingratitud inadmisible.
Pero ¿cómo debemos amar a Dios? El pasaje responde: “con todo tu corazón, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”. No es suficiente amar a Dios. Es necesario amarlo con todo nuestro ser. Nuestra razón, nuestras emociones y nuestra voluntad deben estar envueltas en ese amor. Todo nuestro ser necesita entregarse en ese amor. Cuando amamos a Dios, nos amamos también a nosotros mismos y a nuestro prójimo. De ese amor fluyen todas las otras relaciones.
Padre, ayúdanos a poder amarte como tú nos ordenas, y a que toda nuestra vida pueda ser un ejemplo vivo de amor hacia Ti. Por Jesucristo, Amén.
Siento gran alegría al presentar a nuestros lectores el Cada día de Febrero del 2021. Este devocional se ocupa del tema más importante de la agenda cristiana: el amor. No es un asunto trivial o secundario, sino la esencia misma del Evangelio. El amor es el mandamiento más grande. Es el cumplimiento de la ley. Es la manifestación plena de la justicia. Sin amor no hay cristianismo, pues quien no ama no conoce a Dios. Quien no ama al prójimo no puede amar a Dios. Aquellos que fueron transformados por el amor de Dios deben expresar este amor dando su vida por sus hermanos y hermanas. Jesús fue categórico al afirmar que debemos amar a nuestros hermanos como él nos amó. Este amor es el argumento irresistible y la evidencia capital de que somos sus discípulos. Lee estos mensajes rogando a Dios que ilumine su corazón y toque su vida, trayendo transformación en las áreas que necesitan ser restauradas por Dios. ¡Oramos por usted!
Hernandes Dias Lopes
Es casado y tiene dos hijos. Es pastor presbiteriano, conferencista, autor y presentador. Tambien es director del Ministerio en Português “Luz para el Camino”, en Campinas, San Pablo - Brasil.