Salmo 34:1-10
NO TENGA MIEDO, BUSQUE AL SEÑOR
“Recurrí al Señor, y él me contestó, y me libró de todos mis temores”. 
Salmo 34:4
Examinando este versículo, descubrimos cuatro verdades. La primera es que nosotros tenemos temores. No vivimos blindados. No tenemos un chaleco a prueba de miedo. El miedo es más que simple sentimiento; es un tormento que nos aflige siempre que nos sentimos amenazados por algo o alguien mayor a nosotros. Segundo, en la hora de temor, podemos buscar al Señor. La oración es el antídoto para el miedo. Cuando buscamos a Dios recurrimos a aquel que es más grande que nuestros problemas. Cuando clamamos a Dios admitimos nuestra limitación y descansamos en su omnipotencia. La oración conecta la flaqueza humana con la omnipotencia divina.
Tercero, Dios acoge a aquellos que le buscan. Todos aquel que viene a él, no le echa fuera. Él no desampara a aquellos que en Él esperan. Aun si nuestros padres llegaran a abandonarnos, el Señor nos recogerá. Él es el Padre de misericordias y Dios de toda consolación. Cuarto, Dios nos libra de todos nuestros temores. Él aquieta nuestra alma, tranquiliza nuestro corazón y nos da abrigo en el huracán.
No hospede al miedo en su corazón. Busque al Señor y él le librará de todos sus temores. Él es poderoso para darle a usted la paz que excede a todo conocimiento. Él es poderoso para inspirar canciones de alabanza hasta en las noches más oscuras.
Bendito Dios, ayúdame a llenarme de ti, para que las emociones que me dañan no hallen alojamiento. En Jesús. Amén.