Efesios 4:25-32
TIRE EL HOLLÍN DE SU ALMA
“Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad” Efesios 4:31
El pecado, en sus más variadas formas y expresiones es como el hollín que se pega a nuestra alma. Obscurece nuestro corazón, nubla nuestra mente, ciega nuestros ojos y entorpece nuestros pasos. El pecado nos aleja de Dios y de nuestro prójimo. Siempre que el hollín nos cubre, perdemos la alegría y nos llenamos de amargura; perdemos la paz y somos presa de la cólera y la ira; perdemos el dominio propio y la gritería domina nuestra comunicación; perdemos el temor de Dios y se nos hace fácil blasfemar; perdemos la pureza y nos empapamos de malicia.
El pecado es el peor de todos los males porque nos priva del mayor de todos los beneficios: la comunión con Dios. El apóstol Pablo, hablando con la autoridad del Espíritu Santo, nos exhorta a alejarlo de nosotros, a no tener parte en los pecados terribles mencionados en el texto, sino mantener lejos de nosotros la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad.
El hollín debe ser removido del alma. Es obvio que no podemos lavarnos por nosotros mismos. No somos purificados de esos pecados por nuestros esfuerzos. Solamente la sangre de Jesús nos puede purificar de todo pecado, en vez de encubrir nuestros pecados, debemos confesarlos, abandonarlos, y apropiarnos del perdón divino.
Bendito Dios, gracias por dar a tu Hijo para limpiar mis pecados. Ayúdame a vivir santamente en gratitud a ti. Amén.