1 Tesalonicenses 5:12-24
UN CORAZÓN AGRADECIDO
“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. 1 Tesalonicenses 5:18
¿Quién no ha tenido días difíciles en el trabajo o en casa?
Relaciones tensas, cargas pesadas, tareas que parecen no terminar. A veces la frustración se acumula al punto de nublar la vista y el corazón. En una situación así, un amigo sabio le sugirió a alguien algo tan simple que le pareció insignificante: “Escribe cada día tres cosas por las que estés agradecido”. Aunque lo hizo casi por compromiso, con el tiempo, algo cambió. Empezó a ver a Dios en las cosas pequeñas. Una palabra oportuna. Una oración contestada en silencio. La gratitud no cambió sus circunstancias, pero sí cambió su corazón.
Y eso es lo que este versículo nos enseña: Dar gracias no solo cuando todo va bien, sino en todo. ¿Por qué? Porque la gratitud es una forma de confiar. Es reconocer que Dios está presente aun cuando no entendemos. Es afirmar que, en Cristo, hay razones para dar gracias aun en medio del dolor. Cuando cultivamos un corazón agradecido, abrimos espacio para la paz, para la humildad y para la esperanza.
La gratitud desinfla la envidia, desarma el descontento y da lugar a la alegría. Y lo más hermoso es que nos conecta con la voluntad de Dios. No es solo una buena práctica… es un acto de fe. Hoy, haz la prueba. Detente. Respira. Agradece. Y permite que la gratitud transforme tu forma de ver… y de vivir.
Padre, gracias por las innumerables bendiciones que nos has dado. Que nuestra gratitud te glorifique e inspire a otros hoy. En el nombre de Jesús, Amén.