Romanos 8:12-17
ABBA, PADRE
“El espíritu […] por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Romanos 8:15-16
“Abba, Padre” es una expresión muy hermosa que retrata la relación armoniosa y cercana que Dios desea tener con cada uno de sus hijos. En esas dos palabras se encierra un equilibrio perfecto: cómo podemos ver a nuestro Padre celestial y cómo podemos acercarnos a Él.
"Abba" es un término cariñoso utilizado por los niños en la cultura judía para dirigirse a su padre, muy parecido a nuestra palabra “papá”. Comunica cercanía, ternura, dependencia y vulnerabilidad. Cuando decimos “Abba”, expresamos nuestra confianza plena y nuestra entrega total al cuidado amoroso de Dios. Podemos llamarlo así porque Jesús pagó por nuestros pecados y quitó nuestra culpa, abriéndonos el camino para acercarnos con libertad y sin temor a su presencia. Imagínelo: un niño pequeño descansando seguro en los brazos fuertes de su padre. Esa imagen sencilla y poderosa retrata nuestra intimidad y dependencia de Dios.
Cuando unimos Abba con Padre, obtenemos una visión completa de quién es Dios para nosotros. Abba nos habla de cercanía e intimidad; Padre, de autoridad y reverencia. Necesitamos ambas:
Debemos respetar y temer a Dios como el Creador del universo, como el Juez justo de toda la tierra. Pero también debemos confiar en Él, descansar en su ternura y dejarnos guiar por su amor fiel. ¿Has descubierto ya esta alegría y consuelo de conocer a Dios como tu Abba, Padre?
Abba, Padre, gracias por invitarnos a una relación personal contigo. Ayúdanos a conocer y disfrutar de todos los beneficios de una vida plena a tu lado. En Jesús, Amén.