Salmo 103:6-14

LA COMPASIÓN DEL PADRE

"Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia".Salmo 103:8

La compasión nace de entender las luchas y limitaciones de alguien más. Cuando un niño pequeño derrama su tazón de cereal, sentimos ternura, no ira. Sabemos que aún está aprendiendo, que no entiende del todo cómo funciona el mundo. Pero si un hijo de doce años hace lo mismo, nuestra reacción cambia. Como padres, ajustamos nuestras expectativas según la etapa de crecimiento de nuestros hijos. Así también actúa nuestro Padre celestial. Él conoce nuestras limitaciones. Sabe de qué estamos hechos, que somos frágiles, que nuestras fuerzas fallan, que nuestra visión es corta. Y aunque muchas veces somos rebeldes, aunque fallamos una y otra vez, su compasión no cambia. El Salmo 103 dice: "No nos ha tratado conforme a nuestros pecados, ni nos ha pagado según nuestras maldades" (v. 10). Si fuéramos tratados con justicia pura, estaríamos perdidos. Pero Dios actúa con misericordia. Y eso, desde nuestra perspectiva, puede parecer casi "injusto". No es justo que un Salvador inocente muriera por pecadores. No es justo que se nos ofrezca perdón completo sin mérito alguno. Eso es gracia. Eso es amor. Eso es compasión. ¿No te conmueve saber que Dios no te trata como mereces, sino con compasión? Eso cambia todo. Nos llena de humildad, pero también de gozo. Y nos invita a vivir y tratar a otros con el mismo corazón compasivo que hemos recibido del Padre.

"Bendice a Jehová, alma mía". Gracias Dios, por ser nuestro Padre compasivo. Enséñanos a ser compasivos como tú lo eres. En Jesucristo, tu Hijo. Amén.