19 de agosto del 2025
Malaquías 3:13-18
DIFERENCIA A SIMPLE VISTA
“Entonces ustedes se darán cuenta otra vez de la diferencia que hay entre el bueno y el malo, entre el que adora a Dios y el que no lo adora”. Malaquías 3:18
Vivimos en una época en la que los valores morales parecen haberse desdibujado. Lo que antes era considerado malo, ahora se justifica; y lo que antes se tenía por bueno, ahora es motivo de burla o rechazo. Cada persona define su propia versión del bien y del mal. Sin embargo, esto no es nuevo. En tiempos bíblicos, el pueblo de Dios también atravesó una crisis moral. El profeta Isaías lanzó una advertencia clara: "¡Ay de ustedes, que llaman bueno a lo malo, y malo a lo bueno!" (Isaías 5:20). Es preocupante cuando incluso dentro del pueblo de Dios se difuminan las diferencias entre la justicia y la maldad. Cuando lo que debería ser un fundamento firme se vuelve relativo y las convicciones se diluyen. Ante esta confusión, la profecía de Malaquías es como un soplo de aire fresco. Aunque él también vivió en tiempos de decadencia moral y espiritual, su lenguaje respira un tono de esperanza. Él nos habla de un tiempo en el que Dios restaurará la moral, traerá discernimiento y marcará la diferencia entre los que le sirven y los que no. Este tiempo ha llegado con la venida de Cristo. Como enviado de Dios, él no solo le dio su verdadero valor a la ley sino que la cumplió de manera perfecta. Pero más que eso, a través de su Espíritu somos capacitados no solo para discernir el bien del mal, sino también para vivir conforme a su voluntad.
Ven pronto, oh, Dios. Trabaja en mí para que pueda ser un ejemplo de justicia en tu reino. Ayúdame a discernir lo bueno de lo malo y a actuar con santidad. En Jesucristo, Amén.
A lo largo de la historia de la humanidad, el hombre siempre ha conocido, buscado y necesitado el poder mayor que proviene de Dios. Sin embargo, las filosofías modernas, o no tan modernas, han introducido en la mente humana el concepto de dioses y deidades, a quienes pueden acudir en busca de ayuda en un momento de desesperación. Como cristianos, tenemos el deber, la obligación y el compromiso de proclamar que sólo en Dios podemos alcanzar el éxito en nuestras vidas, planes y deseos. Sólo bajo el poder de Dios podremos completar nuestro camino, pues es de quien dependemos. Dios es bueno todo el tiempo y está dispuesto a ayudarnos… Está a solo una oración de corazón, busquémosle juntos. ¡Feliz lectura!
Edison Souza
Periodista y presbítero en La Iglesia Presbiteriana de Campinas, São Paulo, Brasil.