1 Corintios 15:1-11
EVIDENCIAS DE LA RESURRECCIÓN
“Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que lo sepultaron y resucitó al tercer día, también según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y luego a los doce”.
1 Corintios 15:3-5
¿Se ha encontrado a gente que intenta desacreditar el mensaje de la resurrección de Cristo? ¿Conoce usted las objeciones más comunes a esta gran verdad histórica? No debería sorprendernos pues que desde los inicios del cristianismo estos ataques no han cesado. Lo que sí sorprende es que sea en las filas cristianas mismas que a veces exista este tipo de incredulidad. Ese es el caso de los creyentes de la iglesia de Corinto.
El apóstol Pablo les responde que la resurrección de Cristo es una verdad bíblica. Nada sucedió por casualidad, pues la muerte y resurrección de Cristo son verdades atestiguadas ampliamente en las Escrituras. Es también una verdad histórica: aparte de los apóstoles, un gran número de hermanos tuvieron la oportunidad de ver a Cristo resucitado. El propio apóstol Pablo se cuenta entre estos testigos y su ministerio sería inimaginable si algo así no hubiera ocurrido.
Por último, la resurrección de Cristo es también una verdad teológica. Se encuentra en el corazón mismo del evangelio, tal y como ha sido predicado, creído, y por el cual, “si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos” (1 Cor. 15:2 RVR60). “Si Cristo no resucitó, la fe de ustedes no vale para nada: todavía siguen en sus pecados” (v. 17), concluye el apóstol Pablo. Así que, aunque la gente se burle, no deje de predicar con convicción este glorioso mensaje.
Jesús, gracias por resucitar y darme la confianza de que Tú vives y reinas por siempre. Amén.