Marcos 16:1-8
VENGAN Y VEAN
“No se asusten. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. Ha resucitado; no está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron”.
Marcos 16:6
Nuestra fe cristiana se fundamenta en esta verdad central: Cristo resucitó de entre los muertos. Su resurrección no es simplemente un retorno de la muerte a la vida, ni se limita a un concepto de supervivencia espiritual. Se trata de algo mucho más trascendental: nuestro Señor y Salvador Jesucristo venció los poderes de la muerte y resucitó a un nuevo plano de vida.
En nuestro Señor Jesucristo convergen tanto la naturaleza divina como la humana. Jesús vivió plenamente como ser humano, experimentando las realidades de nuestra condición, pero también manifestó sucesos sobrenaturales que revelan su divinidad. Por ejemplo, su nacimiento fue completamente natural, pero su concepción fue un acto sobrenatural de Dios. De igual manera, su muerte ocurrió de forma natural, pero su resurrección fue un evento extraordinario, obrada por el poder divino.
Es extraordinario cómo, por obra del Espíritu Santo, la noticia de la resurrección sigue transformando vidas. La resurrección de Cristo cambió la tristeza en gozo cuando los ángeles anunciaron: "Mirad el lugar donde le pusieron", señalando que ya no estaba allí porque Jesús había resucitado. Nuestra fe no se basa en un Cristo muerto, sino en un Cristo vivo, que venció a la muerte y reina para siempre. ¡Esa es la esperanza que nos sostiene y la verdad que da sentido a nuestra vida!
Gracias Señor porque con tu muerte me das vida eterna. Ayúdame a caminar siempre contigo. En tu nombre lo pido. Amén.