08 de noviembre del 2024
Hebreos 11:8-22
TODAVÍA FALTA ALGO MÁS
“Todas esas personas murieron sin haber recibido las cosas que Dios había prometido… reconociéndose a sí mismos como extranjeros de paso por este mundo”. Hebreos 11:13
Hay familias a las que les gusta acampar y esperan con ansias el tiempo oportuno para hacerlo. Si los niños ya tienen edad suficiente, ayudan a montar la casa de campaña y se adaptan a las rutinas de la semana. Pero vivir en una tienda de campaña no sustituye el hogar permanente. El escritor de Hebreos, al repasar las historias de los patriarcas de Israel deja claro que hay algo muy profundo que impulsa nuestra búsqueda de un hogar. Por la fe esperamos “aquella ciudad… de la cual Dios es arquitecto y constructor”. Por supuesto, es posible que no todos reconozcamos esta búsqueda más profunda. A menudo nos esforzamos por encontrar algo que mejore nuestras vidas. Imaginamos que podemos cambiar las dificultades y angustias que enfrentamos por medio de una nueva relación, o con un trago fuerte, o un nuevo trabajo, o un hogar mejor. Todo sirve mientras parezca satisfacer nuestro anhelo. Pero lo mejor que este mundo puede ofrecer son simples casas de campaña en comparación con el hogar lleno de moradas que nuestro Salvador está preparando para nosotros (Juan 14:2). La fe impulsó a los patriarcas a mantenerse en movimiento. Ellos seguían el llamado de Dios o descubrían que Dios estaba con ellos a medida que avanzaban. Y aprendieron que simplemente ir a algún lugar nunca puede satisfacer el anhelo que sólo Dios puede cumplir.
Padre celestial, guíanos por tu Espíritu a través de nuestro camino de vida. Llévanos sanos y salvos al hogar que por tu gracia has preparado para nosotros. En Cristo Jesús, amén.
En algún momento de nuestras vidas, muchos de nosotros hemos tenido la oportunidad de salir de viaje, aunque sólo fuera por un día o dos. Algunos, hemos salido de casa para estudiar o para buscar trabajo. Puede que nuestro tiempo fuera estuviera planeado y nos diera mucha alegria. Otras veces, sin embargo, nuestros viajes pueden ser imprevistos y estresantes. Nuestros viajes pueden estar provocados por acontecimientos que nos impulsan o incluso nos obligan a ir a buscar un nuevo hogar. En cualquier caso, necesitamos saber que al final del camino hay un lugar al que podemos pertenecer, un lugar al que podemos llamar hogar. La vida cristiana es así . A veces podemos viajar tranquilamente, dsifrutando de las bendiciones de la comodidad y la alegría que Cristo trae. Otras veces podemos sentirnos exigidos, desafiados e incluso desarraigados en nuestra vida espiritual. Aunque los desafíos pueden ayudarnos a crecer en la fe, necesitamos saber que a lo largo del camino Dios está siempre con nosotros. Afortunadamente, el Dios que nos llama a tener fe en su Hijo, Jesucristo, siempre cuida de nosotros, prometiendo no dejarnos ni abandonarnos jamás. Este es el Dios de la gracia y el perdón, que nos llena de su Espíritu y nos acoge para que disfrutemos de la vida en su presencia, dándonos un lugar al que llamar hogar dondequiera que estemos. Este mes vamos a reflexionar sobre estas cosas mientras exploramos algunos pasajes de la biblia sobre el hogar.
Joel vande Werken
Ha sido pastor desde el año 2007, sirviendo en iglesias en Sussex, nueva jersey y en Whitinsville, Massachusetts. Él y su esposa, Brandie, tienen cuatro hijos pequeños.