Juan 11:1-46
JESÚS SIEMPRE LLEGA A TIEMPO
“Marta le dijo a Jesús: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”.
Juan 11:21
El pronóstico del tiempo para hoy es que va a seguir transcurriendo. Los días siempre pasan, los minutos siempre duran lo mismo. Lo que cambia es el sentimiento. Cuatro días de matrimonio producen un sentimiento distinto que cuatro días de luto. Lázaro estaba enfermo, Jesús no llegó. Lázaro murió, Jesús no llegó. Pasó un día y nada; dos, tres, cuatro. Cuando una familia está de luto, los días son demasiado largos.
¿Podría haber llegado Jesús antes de que muriera su amigo? Esa es la queja de un corazón en duelo. Se dice que la tradición rabínica creía que hasta el tercer día se podía resucitar. Al cuarto día, sólo Dios podía resucitar a alguien. La conclusión es ineludible: ¡el Señor Jesús es Dios! Juan 10:30 dice: “El Padre y yo somos uno solo”. En Juan 14:9 Jesús anuncia: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Cuando se trata de Él, nunca hay demora.
Marta pensaba que su amigo Jesús no estaba al tanto de los acontecimientos. Pero también creía en su carácter divino. En la vida cotidiana, todos hemos esperado a alguien que no ha llegado. De hecho, Jesús no llegó para el entierro de su amigo Lázaro. El plan era mayor: apareció para determinar la apertura del sepulcro. “En este mundo todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto ocurre” (Eclesiastés 3:1). No hay nada más seguro que vivir en el centro de la voluntad del dueño del tiempo.
Gracias Padre porque respondes nuestras oraciones en el momento indicado. Ayúdanos a no desesperar y a confiar en tus propósitos divinos. En Jesús, amén.