29 de abril del 2024
Santiago 5:13-20
MEA CULPA
“Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para ser sanados. La oración fervorosa del justo tiene mucho poder”. Santiago 5:16
A nadie le gusta admitir que se equivoca. Esperamos que nuestro cónyuge, nuestros hijos o nuestros amigos pasen por alto nuestros defectos y errores y no nos llamen la atención por nuestras incoherencias. Queremos mantener la ilusión de que nuestra vida está en orden. Nadie quiere decir: “¡Me equivoqué y lo siento!”. Pero al evitar esas palabras dolorosas, nos perdemos la bendición que viene después. Cuando se limpia una herida, puede comenzar la curación. Si vivimos con el pecado supurando en nuestra vida, nos perdemos la curación y la integridad que Dios ha puesto a nuestra disposición. Santiago nos dice que el siguiente paso después de la confesión también es importante para la curación: también debemos orar unos por otros. Es difícil enfadarse con alguien por quien estamos orando sinceramente. Si pedimos a Dios que actúe a través de los demás para hacer avanzar su reino, quizá descubramos que podemos perdonar como hemos sido perdonados. Esto es algo que puede ocurrir en el recinto más íntimo que es el hogar. ¿Cuánto cambiaría la vida de muchas familias si entre ellos fueran capaces de decir “lo siento” y asumieran la responsabilidad de sus acciones? Es triste observar que muchas personas prefieren evitar la incomodidad de pedir perdón y vivir con relaciones rotas por largo tiempo. No imaginan la intimidad y bendición que surge de la confesión.
Señor bondadoso, concédenos el valor de admitir nuestras faltas y de confesárnoslas mutuamente. Ayúdanos a perdonarnos unos a otros y a orar por aquellos que has puesto en nuestras vidas. Amén.
Mark Twain dijo, “Muchas personas se molestan por esos pasajes de la Escritura que no entienden, pero los pasajes que me molestan son esos que sí entiendo.” En otras palabras, tratar de vivir por lo menos con los mandamientos más básicos de la Biblia puede ser abrumador. En las clases prematrimoniales nosotros alentamos a las parejas a comenzar por las cosas que son claras: amarse el uno al otro, perdonarse el uno al otro, cuidarse mutuamente, apoyarse mutuamente, llevar las cargas el uno del otro. Nosotros animamos a la gente a ver las maneras en que Dios nos llama a interactuar con todos los “unos a otros” en nuestras vidas. Es muy claro que Dios se preocupa profundamente por nuestras relaciones. Una vez que comenzamos a entender nuestra relación con nuestro Creador y Redentor, el próximo paso es amar a nuestro prójimo. Jesús nos dice en Mateo 22:37-38 que el primer mandamiento es amar al Señor con todo nuestro corazón, mente y alma. Y el segundo es similar: nuestro amor por Dios debe llegar a nuestro prójimo. Esperamos que ustedes sean animados a dejar que el amor de Jesús fluya en todas sus relaciones. Él tiene el poder para cambiar los corazones.
Steven y Deb Koster
Steven y Deb Koster sienten pasión por los matrimonios, las familias y el crecimiento espiritual en el hogar. Ambos trabajan en la Iglesia Cristiana Reformada en América del Norte. Steven y Deb Koster tienen tres hijos.