14 de abril del 2024
1 Corintios 11:17-34
¡NO SE ADELANTEN!
“Así que, hermanos míos, cuando se reúnan para comer, espérense unos a otros”. 1 Corintios 11:33
La iglesia de Corinto, muy parecida a nuestras iglesias de hoy, enfrentaba divisiones. En aquella iglesia, ni siquiera esperaban a que todos se reunieran antes de tomar la comunión. La celebración de la Cena del Señor podría haber sido un momento unificador para ellos, compartiendo juntos la bendición de haber sido salvados a través del cuerpo y la sangre de Cristo. En cambio, la mesa del Señor se convirtió en un símbolo de codicia y egoísmo. Nosotros somos víctimas de las mismas actitudes del “yo primero”. En las familias, que son el regalo de Dios para desarrollar relaciones profundas, encontramos amargura y divisiones. Discutimos por cuestiones insignificantes y manipulamos las cosas a nuestro favor. Tenemos mucho en común con la iglesia de Corinto. ¿Qué vería Cristo si visitara tu familia o tu iglesia? ¿Son una comunidad que se preocupa por los demás, o sólo se ocupa de sus propias necesidades? Somos perdonados por la gracia de Cristo. No hay nada que podamos hacer para ganarnos el amor de Dios: él nos lo da de forma gratuita. Y siendo un pueblo recibido por Dios, Pablo nos dice que vivamos como el pueblo redimido que ahora somos. Reúnanse y adoren juntos, dice Pablo, pero no de forma egoísta. Seamos una comunidad que se cuide mutuamente. Miremos más allá de nuestras propias necesidades, a las necesidades de los demás.
Señor, enséñanos a preocuparnos los unos por los otros. Danos el valor de dejar a un lado nuestras propias agendas y poner a los demás en primer lugar. En el nombre Cristo, Amén.
Mark Twain dijo, “Muchas personas se molestan por esos pasajes de la Escritura que no entienden, pero los pasajes que me molestan son esos que sí entiendo.” En otras palabras, tratar de vivir por lo menos con los mandamientos más básicos de la Biblia puede ser abrumador. En las clases prematrimoniales nosotros alentamos a las parejas a comenzar por las cosas que son claras: amarse el uno al otro, perdonarse el uno al otro, cuidarse mutuamente, apoyarse mutuamente, llevar las cargas el uno del otro. Nosotros animamos a la gente a ver las maneras en que Dios nos llama a interactuar con todos los “unos a otros” en nuestras vidas. Es muy claro que Dios se preocupa profundamente por nuestras relaciones. Una vez que comenzamos a entender nuestra relación con nuestro Creador y Redentor, el próximo paso es amar a nuestro prójimo. Jesús nos dice en Mateo 22:37-38 que el primer mandamiento es amar al Señor con todo nuestro corazón, mente y alma. Y el segundo es similar: nuestro amor por Dios debe llegar a nuestro prójimo. Esperamos que ustedes sean animados a dejar que el amor de Jesús fluya en todas sus relaciones. Él tiene el poder para cambiar los corazones.
Steven y Deb Koster
Steven y Deb Koster sienten pasión por los matrimonios, las familias y el crecimiento espiritual en el hogar. Ambos trabajan en la Iglesia Cristiana Reformada en América del Norte. Steven y Deb Koster tienen tres hijos.