1 Corintios 6:12-20
MÁS VALE QUE DIGAN AQUÍ CORRIÓ
“¡Huyan del pecado sexual! Ningún otro pecado afecta tanto el cuerpo como este, porque la inmoralidad sexual es un pecado contra el propio cuerpo”.1 Corintios 6:18 NTV
Los creyentes no están a salvo de caer en pecado sexual. Si no fuera así, el apóstol Pablo se hubiera ahorrado esta severa advertencia que hace a los creyentes de Corinto. Por si no lo sabe, esta ciudad era un lugar sobresaturado de sexo, y hasta los creyentes mismos encontraron maneras creativas para justificar su participación en este estilo de vida.
En nuestro tiempo, uno de los pecados sexuales que es muchas veces tolerado en la iglesia es la pornografía. Las estadísticas no mienten: en los Estados Unidos, más de un sesenta por ciento de varones accede a algún tipo de pornografía. Y la facilidad con que se le encuentra en distintos formatos permite que hasta los pequeños tengan acceso a este tipo de material.
La Biblia nos advierte acerca del peligro del pecado sexual. La pornografía es adictiva y esclaviza a cualquier grupo de edad. Si piensa que, por practicarlo en lo oculto no le hace daño a nadie, se equivoca. El daño nos lo hacemos a nosotros mismos, al permitir que nuestra mente y nuestro cuerpo caigan bajo el control de nuestras pasiones pecaminosas. Es necesario abrir los ojos a la verdad y reconocer el pecado como lo que es, para ser libres en Cristo. Nuestro cuerpo es del Señor y debemos ocuparlo en honrar a Dios. Así que más vale que digan aquí corrió...
Señor, Jesús, mira nuestra condición espiritual y moral y líbranos de las cadenas del pecado sexual. En tu nombre oramos, Amén.