Génesis 28:10-22
UNA ESCALERA AL CIELO
“En verdad el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía”.Génesis 28:16
Cuando Jacob llega a Betel, es un joven quebrantado. Supuestamente es el heredero de las bendiciones del pacto: la promesa de que Dios estará con él, que le dará un gran nombre y que hará de él una bendición para todas las naciones. Pero cuando se va a dormir esa noche, está solo y desprestigiado. No parece ser el candidato para bendecir a alguien, y mucho menos a todos los pueblos de la tierra.
Pero esa noche, en un sueño, Jacob recibe un vislumbre del Dios que tiene reservado para él mucho más de lo que puede imaginar. Esto ocurre en “cierto lugar”, dice el texto, por lo que no se trata de un relato ficticio. Y aquí, en este lugar ordinario de la tierra, Jacob ve una escalera que va de la tierra al cielo, un pasaje abierto hacia Dios. Y Dios le asegura a Jacob que va a cumplir todas las promesas de su pacto.
¿Te ha encontrado Dios alguna vez en un lugar ordinario e inesperado? A veces nosotros, como Jacob, imaginamos que necesitamos trabajar más duro, sentirnos más santos o asaltar el cielo para apoderarnos de las promesas de Dios. Y, como Jacob, nos damos cuenta que nuestros esfuerzos nos dejan quebrantados y solos. Pero Dios nos recuerda que no necesitamos construir una escalera para llegar al cielo. En Jesús, él ha construido un camino para que las personas quebrantadas regresen a él. ¿Dejarás que Dios te sorprenda con su gracia hoy?
¡Dios del cielo, qué gran promesa nos das! Ayúdanos hoy a ver tu gracia en Jesús, el único que nos abre las puertas del cielo. En su nombre oramos, Amén.