1 Pedro 2:7-10
CRISTO, PIEDRA DE TROPIEZO
“Para vosotros…, él es precioso, pero para los que no creen… «Piedra de tropiezo, y roca que hace caer», porque tropiezan en la palabra”.1 Pedro 2:8
A veces las personas pueden tener reacciones totalmente distintas ante las mismas circunstancias o acontecimientos. Conozco dos ancianas que están sufriendo un deterioro de salud similar. Pero mientras que una de ellas está siempre alegre, la otra es una pesimista consumada. Ambas se dicen cristianas, pero sólo una vive su vida en Cristo con intensidad mientras que la otra se la pasa quejando. Es tan amplio el contraste que me lleva a suplicar a Dios que no me deje tropezar y caer en un cinismo inmaduro.
Quizá se entiendan esas reacciones ante las circunstancias adversas, pero ¿ante Jesucristo, la piedra escogida y preciosa como aquí le llama? El apóstol Pedro no solo dice que hay quienes tropiezan y se escandalizan de Cristo, sino que ya estaban “destinados” para esto. Dios ha decidido dejarlos persistir en su dureza y no tener misericordia de ellos como Pablo también explica.
Este es un misterio que puede llevarnos toda una vida entenderlo. Pero puede decidir quebrarse la cabeza en el intento y enojarse con Dios, o aceptar su invitación, como “linaje escogido” a tomar parte en su obra. Es su pueblo que él ha adquirido quien tiene la comisión de proclamar la bendición que es conocer a Cristo. Tener a Cristo hace una diferencia como el día y la noche, entre formar parte de su pueblo o no. Y ese es un amor que tenemos que compartir.
Señor, protégenos de tropiezos y caídas; mantennos seguros en el camino hacia una vida plena y vibrante en ti. Por Jesús, Amén.