Romanos 12:1-13
EL BUEN TRATO DEL CUERPO
“Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y respetándose mutuamente”.
Romanos 12:10
¿Cree que tiene sentido que una parte del cuerpo haga daño a otra? ¿Se mordería de forma intencional un dedo del pie, se pincharía un ojo o se rompería una costilla? Del mismo modo, en la iglesia todos nos pertenecemos unos a otros: estamos unidos por el Espíritu Santo como el cuerpo de Cristo; por eso debemos respetarnos los unos a los otros, del mismo modo que es evidente cuidar de nuestros dedos, rodillas y dientes.
El amor en el cuerpo de Cristo se manifiesta en nuestro cuidado mutuo. Si alguien está dolido o enfadado, ¿no debería dedicar tiempo a escucharle y hasta cambiar su agenda para demostrar que nos importa? Si alguien tiene una opinión muy fuerte, ¿puede entender su necesidad de ser escuchado, aunque no esté de acuerdo? ¿Puede mantenerse unido, aunque esté herido?
Nuestra cultura dice que sólo debemos honrar a quienes se ganan ese privilegio. Sólo los más fuertes merecen respeto. Pero Dios nos llama a respetar a los demás por encima de nuestros propios intereses. Siga el ejemplo de Cristo: sin aferrarse a su honor como Dios, se despojó de sí mismo hasta la muerte en la cruz (ver Filipenses 2:5-8). Y lo hizo por cada uno de nosotros. Dedícate al cuerpo de Cristo. Hónrense los unos a los otros. Pongan a los demás en primer lugar, y así mostrarán el amor de Cristo.
Señor, haz que nos preocupemos los unos a los otros. Ayúdanos a poner en primer lugar las necesidades de los demás para que tu amor se manifieste hoy a través de nosotros. En el nombre de Jesús, Amén.