1 Juan 3:1-3
AIRES DE FAMILIA
“Sabemos que cuando Jesucristo aparezca seremos como él, porque lo veremos tal como es”.
1 Juan 3:2
¿Cómo seremos en gloria? ¿Cuál será nuestra apariencia física después de la resurrección? Por si no lo sabe, Dios no se detiene en su Palabra a ofrecernos una respuesta. A él le interesa más que sepamos cómo seremos moral y espiritualmente: seremos como su Hijo Jesucristo. ¿No le parece maravilloso?
Esta semejanza con Cristo es de esperarse. Después de todo, los creyentes en él somos parte de una misma familia. Todos hemos sido incluidos allí a través del nuevo nacimiento. Y se espera que cada hijo de Dios desarrolle el carácter de Jesucristo. Lleva tiempo, en algunos, bastante prolongado, pero eventualmente todos debemos reflejar esos aires de familia que deben identificarnos. Aunque una semejanza plena se hará realidad solo cuando Cristo aparezca.
¿Tiene este propósito divino alguna prioridad en su vida diaria? ¿Ha visto algún avance en su conducta y forma de pensar desde que pasó a formar parte de la familia de Dios? Que esto sea algo que se va a cumplir de forma plena hasta la segunda venida de Cristo, puede hacernos apáticos en nuestro progreso espiritual en el presente. No es eso lo que Dios espera de sus hijos. Él desea que nuestra transformación final sea un aliciente para que, desde ahora, anhelemos y procuremos ser como su Hijo. ¡Que esta esperanza nos motive a ser puros como él es puro!
Padre, ayúdame a ser como tu Hijo. Permite que tu Espíritu me haga más parecido a él cada día. En el nombre de Cristo, amén.