Génesis 3:1-13
EL PODER DEL ACUERDO
“Y su madre respondió: Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz y ve y tráemelos”. Génesis 27:13
Isaac y Rebeca formaron una familia disfuncional. Isaac amaba a Esaú porque era un hombre de campo y Rebeca amaba a Jacob porque era hogareño. Isaac no ejerció en su hogar el liderazgo que debía y Rebeca gustaba de tomar la iniciativa. Una acción de Jacob, instigada por su madre, hizo que éste tuviera que salir huyendo, y que Esaú se llenara de odio hacia su hermano.
Los desacuerdos en la pareja afectan la vida de los hijos. Por eso Dios nos permite dar un vistazo en la intimidad del hogar de un patriarca para que no cometamos el mismo error. Un abogado me dijo que existen dos dichos importantes que aplican a los conflictos: el primero dice “no hay mejor pleito que el que no se pelea”. Y el segundo “se necesitan dos para pelear”. Es cierto. Cuando hay desacuerdo en la pareja o en el hogar, nadie gana. Todos pierden. Por eso necesitamos aprender a tomar acuerdos en los casos que se presten a una negociación. Hay un poder increíble en esta práctica.
El Señor Jesús enseñó que cuando dos se ponen de acuerdo el Padre responde. Esto debe prevalecer por encima de nuestras preferencias o deseos. Esto es fundamental en la crianza de nuestros hijos. Por eso la Palabra de Dios expresa que ya no son dos sino uno: “por tanto dejará el hombre a su Padre y a su madre y los dos serán una sola carne”.
Padre Celestial, ayúdanos a ser una pareja que te honre, poniéndonos de acuerdo para que nuestros hijos puedan tener un hogar estable, confiable y seguro. En Jesús, Amén.