26 de noviembre del 2021
Génesis 3:1-13
EL PODER DEL ACUERDO
“Y su madre respondió: Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz y ve y tráemelos”. Génesis 27:13
Isaac y Rebeca formaron una familia disfuncional. Isaac amaba a Esaú porque era un hombre de campo y Rebeca amaba a Jacob porque era hogareño. Isaac no ejerció en su hogar el liderazgo que debía y Rebeca gustaba de tomar la iniciativa. Una acción de Jacob, instigada por su madre, hizo que éste tuviera que salir huyendo, y que Esaú se llenara de odio hacia su hermano.
Los desacuerdos en la pareja afectan la vida de los hijos. Por eso Dios nos permite dar un vistazo en la intimidad del hogar de un patriarca para que no cometamos el mismo error. Un abogado me dijo que existen dos dichos importantes que aplican a los conflictos: el primero dice “no hay mejor pleito que el que no se pelea”. Y el segundo “se necesitan dos para pelear”. Es cierto. Cuando hay desacuerdo en la pareja o en el hogar, nadie gana. Todos pierden. Por eso necesitamos aprender a tomar acuerdos en los casos que se presten a una negociación. Hay un poder increíble en esta práctica.
El Señor Jesús enseñó que cuando dos se ponen de acuerdo el Padre responde. Esto debe prevalecer por encima de nuestras preferencias o deseos. Esto es fundamental en la crianza de nuestros hijos. Por eso la Palabra de Dios expresa que ya no son dos sino uno: “por tanto dejará el hombre a su Padre y a su madre y los dos serán una sola carne”.
Padre Celestial, ayúdanos a ser una pareja que te honre, poniéndonos de acuerdo para que nuestros hijos puedan tener un hogar estable, confiable y seguro. En Jesús, Amén.
Cuando uno lee el libro de Génesis, difícilmente se hace uno la idea de que está hablando de una familia especial. La mayor parte del libro se ocupa de relatos de desobediencia, traición, corrupción y castigo. Pero no se equivoque. Detrás de la incapacidad humana se encuentra la mano de Dios conduciendo los hilos de la historia. Y al final del libro, el comentario de José a su propia vida es un resumen del libro: “Dios cambió ese mal en bien”. Y es la fidelidad de Dios la que ofrece una esperanza a nuestras familias que se mueven en un entorno no menos contaminado. Él sigue obrando a través de su gracia para llevarnos a Jesucristo, en quien sus promesas se hacen efectivas para sus hijos. Esperamos la lectura de este devocional le dé fuerzas para continuar en la batalla de levantar una generación para Dios.
Román Pérez Aguilar
Es pastor de la iglesia presbiteriana en México. Está casado con Esmeralda y tiene un hijo. Actualmente colabora en el Ministerio Reforma en el programa Vida en familia.