Efesios 4:25-32
DERECHO PRIVADO
“El que robaba, deje de robar y póngase a trabajar”. Efesios 4:28
“¡Si no es tuyo, entonces es de alguien más y debes devolverlo!”, le explicaba Leticia a su hija de 4 años. Su propósito era simple: enseñarle a su pequeña hija el fundamento para las relaciones entre los individuos, es decir, el respeto al derecho privado. Es cierto que Dios es dueño de todas las cosas, pero en su voluntad para gobernar ha establecido que el ser humano sea administrador de sus bienes (Salmo 8). Esto nos hace responsables de las cosas que él nos ha confiado.
Para garantizar el funcionamiento de la vida social, Dios ha dado mandamientos. Su Ley es clara en relación al servicio a Dios y a la relación con el prójimo. En este sentido, el sistema económico se edifica bajo la premisa del respeto al derecho privado. “No robes”, es un corto mandamiento que prohíbe el despojo de los bienes del prójimo y establece que cada uno procure su bienestar por medios legítimos.
El apóstol Pablo, enseña a los creyentes que es imprescindible sustituir el ocio y el hurto por el trabajo productivo, a fin de conseguir los bienes para nuestra subsistencia y para ayudar a los necesitados. Esta es la voluntad de Dios para sus hijos: que usemos los medios legítimos para preservar la vida y la paz social, conformándose a la Ley de Dios como norma para la vida.
Señor, Dios de toda buena dádiva, gracias por darnos tu ley para enseñarnos como vivir en sociedad. Toma mi voluntad para ser obediente a tus ordenanzas. En el nombre de Jesús, Amén.