24 de abril del 2024
1 Tesalonicenses 5:1-11
PERSONAS QUE ANIMAN
“Por eso, anímense y fortalézcanse unos a otros, tal como ya lo están haciendo”. 1 Tesalonicenses 5:11
¡Qué bendición es recibir palabras de aliento que dejan una huella profunda en nosotros! En cuantas ocasiones, en una conferencia o un retiro escuchamos palabras que nos inspiran y nos suben la moral. Es una bendición encontrar personas bastante positivas que tienen esa particularidad de contagiar con su entusiasmo y tener la palabra adecuada para alentar a otros. Pablo tenía un amigo misionero llamado Bernabé, cuyo nombre significa “hijo de consolación” (Hechos 4:36). No es de extrañar que Bernabé fuera un líder en la iglesia y un compañero idóneo para Pablo. Una compañía así fue muy valiosa cuando fueron rechazados e incluso golpeados en uno de sus viajes misioneros (Hechos 13-14). En este pasaje, Pablo anima a los tesalonicenses a ser sabios, sobrios y a no tener miedo de los tiempos difíciles que enfrentan. Pueden usar la fe, el amor y la esperanza como armadura, alentados y fortalecidos en Cristo para cualquier desafío que pueda presentarse. A veces damos por sentadas las cualidades de las personas y no nos damos cuenta de cómo están dotadas. Nos olvidamos de agradecer a los demás por las formas en que bendicen nuestras vidas. ¿Sabe tu familia cuánto los valoras? ¿Cómo puedes ser una fuente de ánimo en tu comunidad? ¿A quién en tu iglesia le vendría bien una palabra de aliento para crecer en sus dones?
Bendito Dios, conviértenos en personas que se animan unas a otras y sacan lo mejor de quienes nos rodean. En el nombre de Jesús, Amén.
Mark Twain dijo, “Muchas personas se molestan por esos pasajes de la Escritura que no entienden, pero los pasajes que me molestan son esos que sí entiendo.” En otras palabras, tratar de vivir por lo menos con los mandamientos más básicos de la Biblia puede ser abrumador. En las clases prematrimoniales nosotros alentamos a las parejas a comenzar por las cosas que son claras: amarse el uno al otro, perdonarse el uno al otro, cuidarse mutuamente, apoyarse mutuamente, llevar las cargas el uno del otro. Nosotros animamos a la gente a ver las maneras en que Dios nos llama a interactuar con todos los “unos a otros” en nuestras vidas. Es muy claro que Dios se preocupa profundamente por nuestras relaciones. Una vez que comenzamos a entender nuestra relación con nuestro Creador y Redentor, el próximo paso es amar a nuestro prójimo. Jesús nos dice en Mateo 22:37-38 que el primer mandamiento es amar al Señor con todo nuestro corazón, mente y alma. Y el segundo es similar: nuestro amor por Dios debe llegar a nuestro prójimo. Esperamos que ustedes sean animados a dejar que el amor de Jesús fluya en todas sus relaciones. Él tiene el poder para cambiar los corazones.
Steven y Deb Koster
Steven y Deb Koster sienten pasión por los matrimonios, las familias y el crecimiento espiritual en el hogar. Ambos trabajan en la Iglesia Cristiana Reformada en América del Norte. Steven y Deb Koster tienen tres hijos.