1 Reyes 17:1-10
EL PROVEEDOR Y LA PROVISIÓN
“Vete de aquí, hacia el oriente, y escóndete ...Allí podrás beber agua del arroyo, y he ordenado a los cuervos que te lleven comida”. 1 Reyes 17:3-4
Una vida con Dios es una aventura maravillosa. No siempre caminamos por prados verdes con jardines llenos de flores. Hay valles oscuros y desiertos inhóspitos. El profeta Elías fue enviado al desierto para esconderse del rey Acab. Allí bebió del arroyo de Querit y recibió su alimento por un acto milagroso de Dios. Un día, sin embargo, la fuente que abastecía a Elías se agotó. ¿Qué hacer en momentos como ésos? Cuando nuestra fuente se seca, Dios sabe dónde estamos y adónde debemos ir y lo que debemos hacer.Nuestra fuente puede estar seca, pero los manantiales de Dios continúan brotando. Nuestra despensa puede estar vacía, pero los graneros de Dios siguen llenos. En estas horas tenemos que aprender a depender del proveedor más que de la provisión. Cuando Dios nos lleva por el desierto, no es para destruirnos, sino para enseñarnos. No es para debilitarnos, sino para tonificar los músculos de nuestra alma.En el desierto, Dios obra en nosotros, luego obra a través de nosotros. Esto, porque Dios está más interesado en quienes somos que en lo que hacemos. La vida con Dios precede al trabajo para Dios. Después de Querit, Dios envió a Elías a Sarepta, donde una mujer viuda fue su proveedora. ¡No esté ansioso por el mañana, Dios está en control de su vida y él es su proveedor!
Ayúdame a recordar que quien pone el alimento cada día en mi mesa, eres tú Señor. Me das suficiente para saciarme y compartir con el necesitado. Por tu Hijo, te lo ruego, Amén.