Marcos 8:31-38
CON LA CRUZ EN LA MIRA
“Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre tendría que sufrir mucho...Les dijo que lo iban a matar…”
Marcos 8:31
El evangelio de Marcos muestra la claridad con que Jesús habló a sus discípulos de su finalidad al ir a Jerusalén. No iba en un peregrinaje espiritual ni con fines recreativos. Él iba allí a morir y no lo dijo una sola vez. En dos ocasiones más repitió estas palabras, que sonaban como los golpes de un juez sobre la mesa al dictar sentencia.
Jesús tomó el camino que conduce a la cruz no porque estuviera obligado sino porque era la única esperanza para el mundo. El camino que iba a recorrer significaba un trato cruel, un sufrimiento prolongado y una muerte solitaria e inmerecida. Los discípulos que le acompañaban no entendían su insistencia, y hasta intentaron disuadirlo de continuar el viaje.
Este día, en vísperas del viernes santo, meditemos en el significado de la muerte de Cristo en la cruz. Enfoquemos nuestros pensamientos en su sacrificio porque en él vemos desplegados el amor de Dios por su pueblo, el corazón de las buenas nuevas y la esencia de la fe cristiana. Si Jesús pasaba de largo la cruz, cualquier esperanza de vivir eternamente con Dios estaba perdida. Que él haya ido y muerto allí significa para nosotros una ganancia inestimable.
Tómese un tiempo hoy para reflexionar sobre este elemento esencial de la fe cristiana. ¡No podríamos tener vida sin él!
Señor Jesús, gracias por dirigir tu camino al calvario. Espíritu Santo, ayúdanos a hacer una pausa y reflexionar sobre todo lo que nuestro Señor hizo allí por nosotros. Amén.