Deuteronomio 8:1-10
DIETA SELECTA
“No sólo de pan vive el hombre, sino de todo
lo que sale de los labios del Señor”.
Deuteronomio 8:3
Israel había pasado cuarenta años en el desierto bajo una dieta de maná y agua, pero Moisés todavía tenía que enseñarles por qué Dios lo había hecho. En su peregrinaje necesitaban aprender que en cada momento de sus vidas dependían de Dios y de su Palabra.
Israel tenía suficiente comida cuando salió de Egipto porque habían llevado consigo sus rebaños y sus vacas (Éxodo 12:38). Pero el alimento que realmente los mantuvo con vida fue el maná diario que Dios les envió, y la bebida que apagó su sed fue el agua que Dios endulzó y aquella que fluyó de la peña por su poderosa Palabra (ver Éxodo 15:22-17:7).
Cuando Israel dejó atrás la comida de Egipto y se limitó a sus propios rebaños, eso no fue suficiente. En el desierto, el pueblo de Dios recibió un nuevo menú: “toda palabra que sale de la boca del Señor”. En pocas palabras, todo se reduce a esto: ama a Dios con todo lo que tienes y ama a tu prójimo como a ti mismo.
Los discípulos de Cristo también tienen que integrar a su dieta la Palabra de Dios. El verdadero ayuno imita el ejemplo de Cristo, que no cedió a las tentaciones de conseguir su propia comida, sino que se mantuvo solo con cada palabra que sale de la boca de Dios, y apeló constantemente a lo que “está escrito”. ¿Estás siguiendo el ejemplo de Cristo hoy?
Te damos gracias, Señor, por nuestro pan de cada día. Ayúdanos a vivir de cada palabra que sale de la boca de Dios. En Cristo, Amén.