2 Corintios 5:11-21
OBLIGADO A AMAR
“El amor de Cristo se ha apoderado de nosotros... Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para él, que murió y resucitó por ellos”.
2 Corintios 5:14-15
El uso de la palabra “obligar” en conexión con el amor a Dios y al prójimo puede sonar extraño. ¿Cómo puedes imponer el amor y la bondad? ¿No deberían fluir naturalmente?
La Biblia a menudo muestra que el odio fluye naturalmente del corazón humano, y puede ser tan implacable y destructivo como un río poderoso que corre por donde quiere. Lo mismo ocurre con la codicia y otros deseos egoístas. Sólo una fuerza externa, un sistema de diques o presas, puede obligar a un río crecido a cambiar de curso para evitar inundaciones y destrucción. Pero si se rompe un dique o una presa, ¡cuidado!
Solo una fuerza externa sobrenatural puede descarrilar nuestras pasiones naturales. Por eso Pablo señala el amor incondicional y convincente de Dios en Cristo. El amor de Dios no solo redirige nuestras pasiones e impulsos naturales, sino que transforma su fuente: el corazón. Así como la vasija vacía de la viuda dio suficiente aceite para satisfacer sus necesidades, el amor de Cristo llena los corazones y las vidas de quienes lo aman y le sirven.
Cuando el amor de Dios llena nuestros corazones, nos impulsa a amar como somos amados. Y como no deja lugar al odio o la codicia, el amor de Cristo nos libera de nuestros deseos egoístas. ¿Ha experimentado el amor de Cristo? Si es así, ¿fluye ese amor hacia quienes te rodean?
Dios amoroso, haz que amemos como tú nos amas. Que tu amor fluya a través de nosotros a un mundo que necesita desesperadamente tu amor. Amén.