05 de diciembre del 2025
Isaías 40:27-31
NUNCA ESTÁS FUERA DE SU RADAR
“Israel, pueblo de Jacob, ¿por qué te quejas? ¿Por qué dices: «El Señor no se da cuenta de mi situación; Dios no se interesa por mí»?”. Isaías 40:27
¿Ha pasado alguna vez por la experiencia de creer que Dios se ha olvidado de usted? ¿Qué le ha abandonado? Es una sensación más común de lo que pensamos, especialmente en tiempos de aflicción o cuando nuestras oraciones parecen no tener respuesta. Uno se cansa de esperar, se agota en el alma, y entonces llega el susurro de duda: “¿Acaso a Dios le importa lo que me pasa?”. Piense en Israel. Su lamento viene después de años de sufrimiento en tierra ajena. Ha sido humillado por sus enemigos, y marginado en el exilio. Desde esa oscuridad, el pueblo siente que ha quedado fuera del radar celestial. Pero esa conclusión, aunque comprensible, no refleja la realidad del carácter de Dios. Isaías, inspirado por el Espíritu, responde con una profunda corrección: Dios no se cansa, no se fatiga, no olvida. Más aún, da fuerzas al cansado y multiplica las fuerzas del que no tiene ninguna. No es un Dios ausente ni indiferente. Es un Padre fiel que sostiene a los suyos, incluso cuando ellos ya no pueden sostenerse a sí mismos. Dios desea que su pueblo lo reconozca no como un recurso ocasional, sino como la fuente constante de renovación. No como un último recurso, sino como el principio y fin de todas las cosas. Cuando aprendemos a esperar en Él, no sólo sobrevivimos: renovamos nuestras fuerzas, alzamos alas como las águilas, caminamos y no nos fatigamos.
Señor, perdóname por las veces que dudo de tu presencia cuando no entiendo lo que estás haciendo. Ayúdame a confiar en tu carácter fiel más que en mis circunstancias cambiantes. En Cristo, Amén.
Cada vez que abrimos el Nuevo Testamento, lo primero que encontramos son los evangelios. Y tiene mucho sentido, porque allí se nos narra la venida, vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, mucho antes de que Él apareciera en la historia, ya había una voz que anunciaba con claridad sorprendente los eventos que estaban por venir. Esa voz fue la del profeta Isaías. Por eso, no es de extrañar que muchos se refieran al libro de Isaías como “el quinto evangelio”. En sus páginas encontramos no solo advertencias de juicio, sino también promesas de restauración, consuelo y esperanza. Isaías no solo anticipó el sufrimiento del pueblo en el exilio, sino también la venida del Mesías, su nacimiento virginal, su ministerio, su pasión y su gloria. En este tiempo del año, cuando el mensaje de la venida de Cristo se escucha por todas partes, te invitamos a detenerte y dejar que las palabras de Isaías hablen a tu corazón. Que su mensaje sea para ti, no solo poesía antigua, sino buenas nuevas vivas, que alientan, consuelan y apuntan con poder a Jesús, nuestro Salvador.
Huascar de la Cruz
Es casado y tiene 4 hijos. Ha sido pastor en México por largo tiempo, y en la actualidad funge como director de Ministerio Reforma.