20 de abril del 2024
Romanos 14:1-13
DIGA NO A LA HIPOCRESÍA
“Por eso, ya no debemos criticarnos unos a otros. Al contrario, propónganse ustedes no hacer nada que sea causa de que su hermano tropiece, o que ponga en peligro su fe”. Romanos 14:13
Para las personas ajenas a la fe, los cristianos a menudo parecen hipócritas que solo se la pasan condenando a los demás. Nos ven como criticones y santurrones. Y a veces es verdad. A veces nuestro rechazo y burla hacen que Cristo no les parezca atractivo. Condenamos a quienes han vivido bajo la crítica y necesitan de la gracia. Desaprobamos a las personas que han tomado malas decisiones en la vida. Desearíamos que el sentido común fuera un poco más común. Nuestra impaciencia con otros por los que Cristo murió muestra cuánto le necesitamos nosotros también. A veces nos han herido, y nuestro corazón exige justicia. Queremos hacer justicia por nuestra mano. Parte del perdón implica permitir que sea Dios quien se ocupe de la justicia. Hay mucha gente que puede hacernos daño y por ello Dios ordenó a las autoridades civiles que frenaran el crimen; pero sólo él es el juez. En la práctica, mirar con desprecio a nuestro prójimo hace difícil que nuestro testimonio sea efectivo. Si los cristianos compartiéramos la verdad de nuestras propias luchas, el mundo podría recibirnos mejor. Admitir nuestro quebranto permitiría que la restauración que Jesús produce brille más. Si nos acercáramos a los demás como pecadores que señalan el camino para ser perdonados, quizá más pecadores seguirían a Cristo. ¿Cómo puede mostrar esa gracia hoy?
Señor, perdónanos por juzgarnos unos a otros. Enséñanos a compartir nuestro quebrantamiento y a señalar a otros el camino hacia Cristo. Amén.
Mark Twain dijo, “Muchas personas se molestan por esos pasajes de la Escritura que no entienden, pero los pasajes que me molestan son esos que sí entiendo.” En otras palabras, tratar de vivir por lo menos con los mandamientos más básicos de la Biblia puede ser abrumador. En las clases prematrimoniales nosotros alentamos a las parejas a comenzar por las cosas que son claras: amarse el uno al otro, perdonarse el uno al otro, cuidarse mutuamente, apoyarse mutuamente, llevar las cargas el uno del otro. Nosotros animamos a la gente a ver las maneras en que Dios nos llama a interactuar con todos los “unos a otros” en nuestras vidas. Es muy claro que Dios se preocupa profundamente por nuestras relaciones. Una vez que comenzamos a entender nuestra relación con nuestro Creador y Redentor, el próximo paso es amar a nuestro prójimo. Jesús nos dice en Mateo 22:37-38 que el primer mandamiento es amar al Señor con todo nuestro corazón, mente y alma. Y el segundo es similar: nuestro amor por Dios debe llegar a nuestro prójimo. Esperamos que ustedes sean animados a dejar que el amor de Jesús fluya en todas sus relaciones. Él tiene el poder para cambiar los corazones.
Steven y Deb Koster
Steven y Deb Koster sienten pasión por los matrimonios, las familias y el crecimiento espiritual en el hogar. Ambos trabajan en la Iglesia Cristiana Reformada en América del Norte. Steven y Deb Koster tienen tres hijos.