Hechos 2:22-24
¿CRIMEN MAYOR O ACTO DE AMOR?
“Y a ese hombre, que conforme a los planes y propósitos de Dios fue entregado”.
Hechos 2:23
La muerte de Cristo fue el mayor crimen de la historia. Uno de sus seguidores más cercanos, Judas, lo traicionó por dinero. Los líderes religiosos pagaron ese dinero y entregaron a Jesús para que lo mataran porque lo envidiaban. Los testigos que lo acusaron eran falsos. Su juicio fue un flagrante error legal. El juez, Pilato, que lo condenó a muerte estaba convencido de su inocencia, pero no quería disgustar a la gente.
Este crimen mayor en la historia, sin embargo, no fue un accidente, sino parte de un plan. Jesús fue entregado a muerte por el designio determinado y el conocimiento previo de Dios. Sin embargo, este hecho no exime de responsabilidad a los acusadores y perpetradores. Como dijo el apóstol Pedro: “Ustedes lo mataron, crucificándolo por medio de hombres malvados”. Este fue el lado oscuro de la muerte de Jesucristo.
También hay un lado glorioso: la muerte de Cristo fue la mayor expresión del amor de Dios, por nosotros y por el mundo entero (ver Juan 3:16). Dios envió a su único Hijo para salvarnos y darnos vida eterna. Jesús, el Hijo de Dios, renunció a su gloria celestial y se hizo humano, como nosotros. Y fue voluntariamente a la cruz, dando su vida como sacrificio por nuestro pecado. Desde allí él pudo declarar que su obra estaba consumada por gente como tú y como yo que no la merecíamos.
Señor Dios, la historia se desarrolla conforme a tu Palabra. Y la muerte de Cristo fue la ejecución de tu eterno plan de amor. ¡Te agradecemos y alabamos tu nombre! En Jesús, Amén.