15 de diciembre del 2025
Isaías 59:1-21
AÚN HAY ESPERANZA
“He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír”. Isaías 59:1
A veces nos preguntamos si Dios puede hacer algo por este mundo. Nos parece tan caótico, tan roto, que creemos que ya está más allá de toda solución. Las mentes más brillantes no encuentran respuestas, los líderes poderosos no parecen dispuestos a intentarlo, y la mayoría de la gente se conforma con lo poco que puede rescatar entre ruinas. Pero el mensaje de Isaías rompe con esa desesperanza. Dios no ha perdido su fuerza, ni ha cerrado sus oídos. Él no es como los ídolos que no oyen ni ven. Su brazo sigue extendido y firme. Su oído está atento a cada clamor. No importa qué tan profunda sea la herida, qué tan lejos sientas que has caído, o qué tan oscuro se haya vuelto tu entorno: Dios puede salvar. Su compasión no se ha agotado. Su poder no se ha debilitado. Y lo ha demostrado de la forma más radical: viniendo personalmente a nuestro mundo en la persona de Jesús. Él tocó al leproso, escuchó al ciego, lloró con los dolientes, perdonó a los culpables. Ese mismo Jesús te escucha hoy. Ese mismo brazo sigue fuerte para levantarte. Tal vez sientes que nadie te oye. Que tus oraciones se estrellan contra el techo. Que tu situación no tiene arreglo. Pero este versículo es para ti: el Señor no ha dejado de salvar, ni ha dejado de escuchar. Confía en su poder. Clama a él. Porque cuando todo parece perdido, Dios aún está obrando.
Padre bondadoso, gracias porque sigues siendo el Dios que salva y que escucha. A veces mi fe se debilita pero hoy descanso en tu poder y en tu compasión. En el nombre de tu Hijo, amén.
Cada vez que abrimos el Nuevo Testamento, lo primero que encontramos son los evangelios. Y tiene mucho sentido, porque allí se nos narra la venida, vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, mucho antes de que Él apareciera en la historia, ya había una voz que anunciaba con claridad sorprendente los eventos que estaban por venir. Esa voz fue la del profeta Isaías. Por eso, no es de extrañar que muchos se refieran al libro de Isaías como “el quinto evangelio”. En sus páginas encontramos no solo advertencias de juicio, sino también promesas de restauración, consuelo y esperanza. Isaías no solo anticipó el sufrimiento del pueblo en el exilio, sino también la venida del Mesías, su nacimiento virginal, su ministerio, su pasión y su gloria. En este tiempo del año, cuando el mensaje de la venida de Cristo se escucha por todas partes, te invitamos a detenerte y dejar que las palabras de Isaías hablen a tu corazón. Que su mensaje sea para ti, no solo poesía antigua, sino buenas nuevas vivas, que alientan, consuelan y apuntan con poder a Jesús, nuestro Salvador.
Huascar de la Cruz
Es casado y tiene 4 hijos. Ha sido pastor en México por largo tiempo, y en la actualidad funge como director de Ministerio Reforma.