El silencio de la noche oscura

(Tercera entrega de una serie sobre la renuncia de Joseph Ratizinger o Benedicto XVI)

“Creer significa poder “tocar la mano de Dios”. Sobre todo en el “silencio de la noche oscura”, cuando parece que “el maligno quiere permanentemente ensuciar la creación” con el sufrimiento, el mal, la corrupción, en la tentativa de “contradecir a Dios” y “hacer irreconocible su verdad y su belleza”. Con esta reflexión el Papa concluyó el sábado 23 febrero, por la mañana, los ejercicios espirituales cuaresmales predicados por el cardenal Ravasi. Saludando a todos los participantes, el Papa les dio las gracias por haber llevado con él en estos ocho años, “con gran competencia, afecto, amor, fe, el peso del ministerio petrino”.” (http://www.osservatoreromano.va).

Joseph Ratzinger o Benedicto XVI, título adoptado hace 8 años por Ratzinger, habla del silencio de la noche oscura y lo relaciona con la contaminación que el maligno utiliza para manchar la creación.

Pero esto ha estado sucediendo desde que el hombre comienza a vivir debajo del sol. La idea ciertamente no es original. Ya el libro del Génesis plantea una imagen deteriorada en el ser humano como consecuencia del pecado.

Curiosa mención del maligno hecha por Ratzinger, ya que la Iglesia Católica Romana ha utilizado a este personaje, pero lo ha tenido un poco desterrado de los comentarios a los textos bíblicos desde hace algún tiempo.

Sin embargo, Ratzinger hace bien en mencionarlo. Porque la Biblia lo destaca como el acusador de los cristianos y puede incluso intentar “contradecir a Dios”. Intentar contradecirlo, quizá, pero no lo logrará, ya que no estamos hablando de dos iguales, sino de un Dios omnipotente y de una criatura caída y con un poder muy limitado.

La noche oscura tiene dos dimensiones, estimado Ratzinger: por una parte refleja el antiguo dicho que proviene del antiquísimo libro del Eclesiastés (en la Biblia): “que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia;

cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas” reflejando la realidad de la vejez del ser humano, cuando la oscuridad se cierne sobre todos los seres humanos, cualquiera que sea la dignidad que se les atribuya.

La segunda explicación ante esta oscuridad latente y que aumenta, podemos interpretarla como esa relación inversa que dice que a medida que más aumentamos en tecnología, medios y desarrollo, menos espacio y tiempo le dedicamos a nuestro conocimiento y vivencias espirituales (sí, del espíritu, aunque no les guste a los que nos tratan de “reduccionistas” porque nuestra relación con Dios se basa y se promete en la Biblia únicamente a los que se relacionan con Dios) .

Pero hay una salida a esa oscuridad: vivir alrededor de la luz que nos proclama el evangelio que promete salud y vida en la obra perfecta de redención realizada por el sumo pontífice de nuestra fe: nuestro Señor Jesucristo.

Guillermo Serrano, Jueves 28 de Febrero, 2013.