Planeábamos hablar de fin de año, de hacer un comentario sobre la última película de Batman, o incluso 007.
Pero no. La matanza de esos niños lo ha impedido. Ocurrió el viernes en una escuela básica en donde niños inocentes pagaron con su vida la irresponsabilidad de una sociedad que no desea ver el elefante en la sala. Wikipedia nos dice que la frase esta “es un idiotismo metafórico que hace referencia a una verdad evidente que es ignorada o pasa desapercibida; también se aplica a un problema o riesgo obvio que nadie quiere discutir.
Se basa en la idea de que sería imposible pasar por alto la presencia de un elefante en una habitación; entonces, las personas en la habitación que pretenden que el elefante no está ahí han elegido evitar lidiar con el enorme problema que implica”.
Porque uno de los problemas de la sociedad estadounidense es la facilidad y la legalidad de tener o portar armas de todo tipo, defendida a ultranza por la vigencia de una de las enmiendas o “reglamentos añadidos” a la constitución americana y que dice que cada uno puede tener un revólver, de esos que no solo sirven para defenderse, sino para matar.
Pero hay más: y aquí tenemos otro aforismo que se aplica, “poderoso caballero es don dinero”. Porque la fabricación y venta de armas es un negocio sin pérdidas para empresas y empresarios que ha depositado en esta industria su fe (si es que practican alguna) y sus bienes.
Y después de la tragedia, aparecen todos los expertos en el comportamiento humano que pretenden hacernos creer que todo se debe a que el asesino no se tomó sus medicinas o que era un antisocial.
Las lágrimas de un presidente no le traerán de vuelta a la vida a esos niños cuyos sueños y juegos solo entienden los que tienen la misma edad. Tampoco habrá lágrimas que consuelen a las madres y padres que han visto parte de sus vidas arrancadas para siempre.
¿Será una de esas coincidencias trágicas que la masacre infantil se produzca cuando el calendario “cristiano” recuerda otra de ellas, cuando la locura de un rey ordenó aquella, en que se ejecutaron a otros infantes que en la mente entenebrecida del gobernante, podrían disputarle el poder?
Como aquellas madres que no deseaban ser consoladas, éstas tampoco podrán encontrar un motivo de consolación. A menos que Dios intervenga en sus vidas y aplaque su dolor para que puedan vivir con los recuerdos de esas almas dulces e inocentes que trajeron alegría y sueños a sus vidas.
Esa es nuestra oración hoy.
Guillermo Serrano, Lunes 17 de Diciembre, 2012.